martes, 8 de febrero de 2011

Reflexión 7: Un cambio de entorno

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REFLEXIÓN 7
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La persona ha estudiado ya por algún tiempo. Ahora sabe mucho sobre algunos temas de la Biblia tal y como se los han enseñado. Ahora considera como su amigo al Testigo que le da el estudio. Es posible que conozca a varios Testigos más que han acompañado a su maestro a las sesiones semanales con el fin de enseñarle también. Ahora se le ha mostrado que la única religión verdadera es la de los testigos de Jehová. Es tiempo que se familiarice más con la Religión Verdadera. Y nada mejor para hacer esto que llevarlo a las reuniones públicas de los Testigos de Jehová.

Al estudiante se le dirá que debe familiarizarse con el pueblo escogido de Dios, por lo cual es vital que asista a las reuniones que llevan a cabo los testigos de Jehová en locales especiales para ello llamados “Salones del Reino”. Se le dirá que la asistencia es voluntaria y que no se hace ningún tipo de colecta o recolección de donativos durante las reuniones.

Se ha llegado a una etapa crucial en la captación de un nuevo miembro. Lograr que una persona que estudia con un Testigo vaya al Salón del Reino es considerado un gran paso, un paso abismal. Cuando los estudiantes de un Testigo empiezan a asistir a las reuniones, el Testigo gana estatus en la congregación, gana reconocimiento por su logro. No es fácil convencer a alguien que vaya a una reunión de dos horas un fin de semana cuando no aguanta una misa de media hora. Aquí pasará una de dos cosas. Una: El estudiante acepta ir a las reuniones y continúa con el proceso de entrada a la religión de los Testigos. Dos: El estudiante no asiste. En el primer caso el Testigo seguirá con el proceso de captación de un nuevo miembro tal y como veremos más adelante. En el caso dos, el Testigo seguirá estudiando con la persona y le insistirá en la importancia de que vaya a las reuniones. Si cuando terminan el libro guía de estudio el estudiante ha manifestado no querer reunirse con los Testigos, su maestro no le volverá a dar estudio. Y en casos extremos, lo considerará un caso perdido. Cuando una persona que estudia con los Testigos no avanza sencillamente se descontinúa el estudio con ella y se va en busca de otra persona a quien convencer.

Pues bien, llega el día en que la persona irá por primera vez a una reunión con los Testigos. Su maestro pasa temprano por su estudiante para llevarlo él mismo al lugar de reunión o para pagar su pasaje si usan el transporte público. Le dirá que el Salón del Reino es el lugar más especial del mundo donde notará la alegría y el amor en el ambiente.

Al llegar al salón se encontrará con una edificación limpia y bien construida (en la mayoría de los casos) y personas elegantes que ingresan. Cuando entra en compañía de su maestro notará algo raro en el ambiente. Verá que las personas hablan en voz alta en el lugar (cosa que no se hace en una iglesia católica por ejemplo) y todos se ven felices y alegres. Tan pronto como él ingresa los asistentes se dan cuenta de que es nuevo y se abalanzan sobre él a saludarle. El Testigo que le conduce el estudio lo presentará como su estudiante y todos con una gran sonrisa le darán la bienvenida y lo tratarán como un rey. Y no exagero. Cuando alguien llega al Salón del Reino por vez primera siempre queda súper impresionado por el acogedor recibimiento del que es objeto por parte de los testigos de Jehová. Dentro de las personas que saluda verá a algunos que acompañaron a su maestro en alguna ocasión para enseñarle y notará que todos allí se conocen por el nombre y hasta por el apellido. Se refieren unos a otros como hermano o hermana tal. Es más, si el estudiante va vestido de forma elegante muchos le dirán a él también hermano a pesar de que es un término que solo utilizan para referirse a ellos (los bautizados como testigos de Jehová).

El estudiante continúa observando con detenimiento el lugar y mira que los niños se portan muy bien y las mujeres van modestamente vestidas. Parece otro mundo. Comienza el programa de la reunión de ese día y por lo general, el estudiante entenderá muy poco de lo que se diga. Esto se deberá a dos razones: una, es que su impresión por ser la primera vez que llega no le permitirá concentrarse plenamente. Y la otra, quizá no esté familiarizado con la terminología propia de los testigos de Jehová que se utiliza desde la plataforma una y otra vez.

Cuando termina la reunión, nuevamente la gente está pendiente del visitante. Todos pasarán a su lado para preguntarle qué tal le pareció la reunión y para despedirse. Eso sí, le dirán que esperan volver a verlo por allá con frecuencia para tener el placer de contar con su compañía. Mejor dicho, es todo un trabajo de grupo para convencer al recién de llegado de seguir volviendo y quedarse permanentemente.

Una vez que la persona ha ido al Salón del Reino el Testigo le dirá que es necesario que siga asistiendo con regularidad a las reuniones con el propósito de que siga aprendiendo. Ya no es sólo algo opcional. Se convierte en un hábito que debe adquirirse. Y la persona, después de un recibimiento tan caluroso no dudará en seguir asistiendo. Pronto esto de asistir a las reuniones se convertirá en una obligación si quiere seguir progresando en su camino hacia volverse testigo de Jehová.

Yo fui por primera vez a las reuniones cuando tenía doce años, pero no fui al Salón del Reino sino a un hogar particular donde se hacía la reunión (una de las reuniones de los testigos de Jehová se lleva a cabo en hogares como explicaré en la siguiente reflexión). A pesar de que había empezado desde los nueve a estudiar con los Testigos, la constante oposición de mi padre y mi tierna edad no me permitían tomar la decisión de ir solo a un lugar que estaba alejado de mi casa. Además, había descontinuado varias veces el estudio porque mi papá me descubría. Estudié varios meses cuando tenía nueve años y al cumplir los diez dejé de estudiar. Reanudé el estudio cuando tenía doce, asistí a una reunión (en una casa) pero no quise seguir asistiendo. Quien me daba el estudio se mostraba muy desanimado porque yo estudiaba y estudiaba pero no quería ir a las reuniones. Creo que fue por eso que no volvió a enseñarme. Dejó de ir a mi casa y yo dejé una vez más de estudiar. Mi papá aún se oponía. Reanudaría otra vez el estudio con el mismo maestro a la edad de quince años y comenzaría a reunirme en el Salón del Reino a esa edad y no dejaría de hacerlo por varios años más. Cuando llegué por primera vez al Salón del Reino todos me saludaron y me dieron una cordial bienvenida. Muchos hasta me dijeron: “Vaya, hemos oído hablar mucho de ti”. Cosas como esas hacen que uno se sienta muy importante, que su autoestima se eleve al cielo. Es muy reconfortante sentirse bien recibido, sentir que uno le causa alegría a otros con su mera presencia. Fue por eso que no dudé en seguir reuniéndome. Sin embargo, temprano en esta gran experiencia, empezaría a ver cosas sospechosas.

Los Testigos de Jehová están organizados a nivel mundial en congregaciones. Una congregación es un grupo de testigos de Jehová que viven en un sector determinado y tienen su horario de reuniones. Cada congregación tiene su Salón del Reino para celebrar sus reuniones. Cuando no lo tienen, varias congregaciones utilizan un mismo salón y las reuniones las celebran en días distintos o en distintos horarios. Por lo general una congregación no pasa de más de 150 miembros. Cuando el número de personas aumenta se divide la congregación y nace una nueva. Cada congregación tiene asignado un territorio de la ciudad para predicar y conseguir estudios. Cuando estos estudios comienzan a reunirse lo hacen en la congregación que está asignada a su lugar de residencia. Lo más común es que el Testigo que le enseña viva cerca. Claro, hay excepciones a esto y es cuando la persona estudia con un compañero de trabajo o de estudio en horas de descanso o en los recreos.A continuación veremos en qué consisten cada una de las cinco reuniones de los Testigos de Jehová.
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