sábado, 19 de marzo de 2011

PPK: Autobiografía y Gerencia del Perú (2)

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Mi regreso al Perú

Con todos estos constantes viajes y observación de los contrastes entre distintos lugares –Inglaterra, Suiza, Iquitos, Lima, el Perú, etc.-, se veían países muy distintos: Suiza era un lugar súper próspero; Inglaterra, no, Inglaterra salía de la guerra, había racionamiento de alimentos (te daban un huevo por semana en el colegio); y Perú se veía un país más primitivo. Entonces, todos esos contrastes te hacen pensar un poco y pones a tu país en comparación, digamos, con Suiza, porque Inglaterra no se veía nada próspero. Pero uno no viajaba así de un día para otro: a mí me mandaron a Inglaterra en el '53 y no regresé hasta el '59.

En el '59, mi papá -ya había fallecido mi mami- me dijo que quería que yo trabaje y me mandó a una hacienda en el Cusco que era de unos amigos de él. Y entre el '53 y el '59, vi a mi mamá antes de que muriera en una clínica en Suiza. Yo estaba en el Norte de Inglaterra e iba una o dos veces al año en tren a Suiza; no había nada de aviones en esa época; además el tren era un tren a vapor, a carbón, no había los lindos trenes eléctricos que hay ahora. Mi madre vivía aquí, en Perú, pero ya al final, se fue a morir en los brazos de su madre, a que la trataran ahí; pues ella tenía un cáncer avanzado. Se fue a Suiza, fui a verla y luego se murió.

En el '59, regreso aquí un tiempo y me voy a trabajar al Cusco como contador en una hacienda. Era una época de mucha tensión en el Perú: Estaba el movimiento de Hugo Blanco en la Convención; al capataz de la hacienda lo mataron cuando yo estaba ahí; entonces, yo me llevé una impresión de mucha convulsión.

Nuevos estudios en Princeton

Como ya tenía la beca en Princeton, me fui allá y terminé ahí. Fue una beca que obtuve mediante examen que luego podría haberla aplicado a varias universidades. En esa época, había control de cambios en Inglaterra; entonces, si querías aplicar a Harvard, tenías que llenar un formulario inmenso para conseguir los 15 dólares que costaba la aplicación. Princeton no pedía aplicación para los que estaban fuera de EEUU y es por eso que aplique ahí. Luego, también conseguí una beca en Standford, en North Western y me fui a Princeton.

En Princeton, terminé mis exámenes en Economía; saqué mi Magister en Administración Pública; y nunca hice la tesis (o sea, no soy Doctor ni saqué el doctorado en Economía), pero lo hubiera podido hacer si hubiera podido dedicarle dos años a la tesis.

Mi entrada al Banco Mundial

Entré al Banco Mundial (BM), en un experimento que hacía (el BM): Quería preparar un programa para traer jóvenes, porque todos los funcionarios del BM eran gente mucho mayor que habían tenido otra carrera. La gran mayoría eran del Servicio Civil Colonial británico y holandés, gente que había trabajado en Indonesia y/o en la India. Pensaron que sería bueno llevar talentos jóvenes; llevaron primero a un joven de "conejillo de indias", de "cuy", de este programa; al año siguiente llevaron a otro y luego empezaron el programa en el año '63.

Yo era el tipo más joven que habían visto, tenía 22 años cuando entré ahí y no sabían bien qué hacer conmigo. Entonces, me mandaron primero a Chile a ver un problema que había en las minas de carbón Lota & Schwager, que son unas minas que están debajo del mar (en la zona donde ocurrió el terremoto), que están clausuradas hace tiempo. Luego me mandaron a la Argentina a ver un programa de reestructuración de los ferrocarriles estatales: Había que cerrar líneas, había que ver cómo se reorganizaba y había una misión muy grande de la cual yo era una especie de secretario, hacía los números, y estuve sentado tres meses en lo que es hoy el Edificio del Ministerio de Obras Públicas, que se encuentra en la Av. 9 de Julio, en Buenos Aires. El Ministro era el Ing. Acevedo -una especie de magnate argentino, dueño de haciendas. Fue muy interesante, aprendí mucho, fue un buen año.

Luego, el BM me encargó ver todos los estudios económicos para Centroamérica y eso hice durante 4 ó 5 años. Recorrí Haití, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras y Panamá, el único sitio donde no pasé mucho tiempo fue Nicaragua.

Mi regreso para trabajar en el BCR

En el Perú, mientras tanto, la gente del Banco Central -Carlos Rodríguez Pastor, que era uno de los jóvenes talentos que había llegado ahí y Richard Webb, le decían al presidente del BCR -que era Fernando Schwalb- que me trajeran. En el año '66 me convencieron, dejé el Banco Mundial y le dije a mi esposa nos vamos al Perú, y vinimos. Yo me casé cuando tenía 23 años, mi esposa era irlandesa. Duramos 30 años, pero luego me divorcié y me volví a casar.

Nos vinimos al Perú e inmediatamente entré en medio de una crisis financiera a principios del año '67: El tipo de cambio estaba sobre-valuado, las finanzas públicas estaban en desorden. Eran los finales del primer gobierno de Belaúnde; y tuvimos, en un año, cinco Ministros de Hacienda, incluyendo a Raúl Ferrero que era Premier y estuvo en el cargo, en Hacienda, un tiempo. Después estuvo Francisco Morales Bermúdez, que era el Jefe de Economía del Ejército. Cuando Belaúnde lo nombró, dijo que era un General que sabía de Economía, a lo que yo le dije que el Jefe de Economía del ejército no se ocupa de Economía, sino del Economato, que son los víveres, las compras, etc.

Nosotros estábamos muy cerca de Belaúnde, debido al esfuerzo que había hecho Javier Otero -que era el Gerente del Banco Central durante un año- después entró Carlos Rodríguez Pastor. E íbamos a ver a Belaúnde muy seguido porque no había en el Ministerio de Hacienda una secretaría económica que pudiera explicarle al Presidente lo que pasaba. La secretaría económica era el Departamento de Estudios del Banco Central, que lo dirigía Webb; y yo dirigía la Asesoría del Banco -todo esto lo recuento en mi libro llamado "Democracia bajo presión económica". Y todo terminó un poco mal, tuvimos que devaluar a fin de Agosto, (para el día de Santa Rosa de Lima). Ahí entramos un poco en temas políticos, porque había que asegurarse de que esta devaluación iba a ser exitosa; para esto, había que lograr que los sueldos de los trabajadores no subieran demasiado, pero quien controlaba eso era el Sindicato del APRA, la CGT -que hoy casi no existe. Ahí había que discutir con Negreiros, (que todavía está activo), y con Luis Alberto Sánchez.

A mí me tocó, junto con Carlos y con Webb, explicarles a estos líderes por qué había que ser conservadores en el gasto. Los Ministros de Hacienda de Belaúnde(los anteriores) habían dejado un déficit importante, que había que eliminar; había que hacer una reforma; había que poner un impuesto a la renta que realmente cobrara, un Impuesto Patrimonial (que es, básicamente, un impuesto a la propiedad raíz). Y al final logramos que, en el año '68, el APRA nos diera los poderes extraordinarios para sacar esos impuestos.  A mí me tocó explicarle a Haya de La Torre –quien todos los inviernos se iba a Europa- todo esto.

El Golpe de Estado del '68

Hicimos una refinanciación de la deuda, que parecía inmensa en ese momento, 800 millones de dólares, y ahí yo trabajé con Manuel Ulloa, quien fue el último Ministro de Hacienda de Belaúnde , en ese gobierno. Fuimos por toda Europa y logramos la refinanciación y esa fue una de las cosas que llevó al golpe del 68'.

Los militares creían que la refinanciación era plata "contante y sonante" y era solamente una postergación de pagos. Vino el golpe, el resto de la alta gerencia del BCR no estaba, yo estaba encargado y me llamó Velasco. Recuerdo que puso la pistola en la mesa y me dijo "¿dónde está la plata?" a lo que le dije "Mi General, ¿qué plata?" – "¿Cómo que qué plata? La plata que trajo Ulloa"- dijo él. Lo que pasó fue que Ulloa era un hombre muy voluble, además tenía ambiciones políticas. Así que, cuando regresó de Europa, con la refinanciación hecha, dijo: "¡Yo traigo al Perú 800 millones de dólares!", pero no había nada.

La pasamos mal con el gobierno militar porque no nos creían; además veían a una alta gerencia del Banco Central súper juvenil -yo cumplí 30 años el día del golpe, Webb tenía uno o dos años más y Carlos, uno más- y por eso, salió el Presidente del Directorio Civil que había y pusieron al general Rodríguez Martínez que era una "figura" en el ejército. Había sido Comandante General, un tipo muy pulcro y honesto. Al cabo de dos meses, él hablaba igual que la gerencia del BCR: Él le iba a explicar a Velasco que había que hacer esto o aquello. Al final lo botaron junto a Ángel Valdivia, que era el General encargado del Ministerio de Hacienda, que hablaba también como nosotros; por eso es que a nosotros nos veían como una especie de "magos juveniles", unos "duendes" que estaban que estaban corrompiendo todo el pensamiento militar. Y luego de que esto ocurriera en el '69, a nosotros nos enjuiciaron, así como también a la mayoría de los ministros de Hacienda de Belaúnde (entre ellos, Sandro Mariátegui) por cosas, absolutamente ridículas. Sandro se pasó tres años en la cárcel, fue una de las víctimas de este golpe, que aunque los resultados de su gestión no fueron buenos, era un tipo súper dedicado y honesto.

Yo creo que el golpe mismo se debió a las ambiciones de Velasco, que se hubieran podido parar, si el Presidente Belaúnde hubiera puesto a otro de Ministro de Guerra; por ejemplo, al "Machote" Rodríguez, que era un tipo que sí estaba más dentro de una onda democrática. Además, había una influencia nazerista en el ejército –en el Medio Oriente trascendió mucho todo lo que había pasado con Nazer, nacionalismo más estatismo-; eso era una corriente que se veía en el CAEM (Centro de Altos Estudios Militares), donde nosotros, como funcionarios del BCR, dábamos clases y se veía claramente esa tendencia. Todo eso llevó a lo que se llamó el "Plan Inca" y a toda la política económica del gobierno militar, a la cual nosotros nos opusimos, por eso nos vieron como un obstáculo y nos sacaron fuera del país.

Mi salida del país en el gobierno militar

Hay muchos que piensan que yo trabajé para el gobierno militar, pero no lo hice. Yo era gerente del BCR y no tenía por qué irme, yo no era un funcionario político. Así, nos fuimos del Perú, Carlos y yo, caminando, por las selvas del sur de Ecuador (fue una expedición de unas tres semanas), llegamos a Guayaquil y de ahí nos fuimos a EEUU.

Yo iba a regresar al BM, pero éste, por gestiones del gobierno para que yo no pueda entrar ahí, me negó la entrada. Lucho Banchero, que era mi amigo, me pidió que lo ayude a manejar la flota que tenía en Holanda, pero yo tenía a mi esposa y a mis dos hijas aquí, porque no las dejaban salir. Yo tenía que trabajar en algún organismo internacional que tuviera fuerza; así que entré al Fondo Monetario Internacional; me hicieron Jefe de la zona de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador -que era un área muy complicada-; y el FMI coordinó que dejaran salir a mi señora y mis dos hijas.

Yo nunca tuve ninguna frustración con el Perú, las tuve contra alguna gente aquí, el gobierno militar, por ejemplo, que nos metió en un juicio que tomó muchos años resolver. La Corte Suprema sentenció a favor nuestro y Velasco nos sacó. Por eso, no fue sino hasta la época de Morales Bermúdez, al que yo conocía, que por fin logramos una opinión limpia y pudimos regresar al país. En los años '80, me pasó lo mismo, porque el gobierno de Alan no me trató bien, me declararon un traidor, etc. Por un tiempo no pude regresar al Perú, pero no le eché la culpa al Perú, se la eché a algunos elementos en el Perú, que es un país muy político: éste es el país de las acusaciones, de las denuncias, etc. Pero todo eso no me frustra y hay que tomarlo deportivamente. Claro que en el momento te sientes un poco temeroso: A mí me vino a buscar la policía y tuve que irme saltando la tapia por detrás para huir; y cuando Carlos y yo nos fuimos de Chulucanas a la frontera con el Ecuador, ayudados por Mariana Sheffer -una importante agricultora-, la policía nos estaba buscando en helicóptero.

También, hay que decir que, aunque yo detestaba el gobierno militar, no era un régimen muy cruento, no era un régimen democrático, pero mató a muy poca gente, no había muchos prisioneros políticos.
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