martes, 26 de enero de 2010

LIBERTAD Y MATRIMONIO

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La libertad debería ser vista como un reto positivo por todas las personas, no con desconfianza ni temor. La libertad plena nos exige inventiva, liderazgo personal, pone ante nosotros la bendición de decidir nuestro propio rumbo.

En la búsqueda de la prosperidad para todos, la Historia nos muestra que lamentablemente cada individuo ha abdicado su propia libertad a cambio de protección. Abdicamos la libertad para entregársela al Estado, el cual desde entonces ha ido asumiendo tareas tan aparentemente nobles como definitivamente ajenas. La demagogia política nos prometió y nos educó en la promesa de que el Estado nos garantiza una vida resuelta. Ante la posibilidad de hacer de la ley del menor esfuerzo el espíritu de nuestra existencia, nosotros hemos llegado a creer que el Estado se debe encargar, efectivamente, de labores que realmente no le incumben. Pero el costo ha sido muy alto, el Estado ha pasado de ser una herramienta facilitadora a ser nuestro dueño opresor, como en The Truman Show.

Hoy quiero exponer un ejemplo de cómo el Estado se encarga de normar asuntos claramente privados e íntimos de la población.

Se trata del matrimonio. Dicen los creyentes que el matrimonio fue creado por Dios, que él lo instituyó cuando creó a la mujer para presentársela al hombre como pareja. Es decir, no habría creado a la mujer simplemente para que ande por ahí con la misma individualidad del varón, sino que fue ideada específicamente para acompañar al hombre como pareja. Así, Dios "presentó" a la mujer ante el hombre para que fuesen pareja y poblasen la tierra. Ahí tendríamos el origen divino del matrimonio, con clara jefatura masculina.

Esta leyenda trae, en cascada falaz, las conservadoras ideas de que el matrimonio sólo es válido si es ante Dios o una autoridad superior, que sólo puede ser entre heterosexuales, que es de duración indefinida, que tiene objetivo reproductivo, que implica una sociedad económica, que es exclusivo, que sólo puede ser en parejas, entre otras creencias.

Durante siglos y milenios hemos dado por sentado todo esto. Pero todas estas condiciones no son más que puros condicionantes culturales que no nos hemos tomado el mínimo trabajo de revisar a la luz de los tiempos que hoy vivimos. Hoy las variantes y las nuevas necesidades nos exigen liberalizar, es decir, que el Estado devuelva la libertad a sus dueños. Tal como está diseñado hoy, el matrimonio está condenado a la extinción, al fracaso o a ser exitoso sólo para una muy pequeña minoría, a la cual, por supuesto, felicito.

En consecuencia, el matrimonio no debe ser materia del Estado sino exclusivamente de sus integrantes, a la manera de las sociedades empresariales. Por ello, en vez de llamar matrimonio a estas uniones las llamaré con su nombre legal: sociedades conyugales.

Las sociedades conyugales deben formarse exactamente igual al resto de sociedades, lo cual implica que el contrato debe ser redactado por los interesados y no según cierta redacción legal rígida preestablecida. Así, los firmantes pondrán sus propias condiciones y sabrán con precisión en qué términos se están casando, lo cual evitará que la gente se case por civil sin conocer a profundidad y con anticipación todos los detalles y obligaciones en los que se mete. Hoy los novios apenas reciben una tonta lectura extemporánea en el municipio, a la cual es virtualmente imposible contestar algo distinto a "acepto" debido a que ya todo está pagado, prometido y con todo el mundo mirando un hecho consumado. Estas condiciones contractuales serán libremente redactadas y decididas por los cónyuges en privado y no tienen por qué sujetarse a las tradicionales, mencionadas en párrafos anteriores.

Por ello, como todas las sociedades, la sociedad conyugal puede ser firmada por adultos de cualquier sexo u orientación sexual simplemente porque ese detalle no es relevante, con lo cual el debate respecto al matrimonio homosexual simplemente ya no tendría sentido.

El contrato puede tener una vigencia limitada por los propios integrantes, por ejemplo, los novios pueden firmar un contrato matrimonial de tres años no renovables automáticamente, con penalidades o no en caso haya una ruptura unilateral del compromiso antes de dicho periodo.

Esta unión puede ser ajena al tema reproductivo y no hacer mención de ello. Esto es lógico si tenemos en cuenta que la gente se casa (o debería casarse) por amor o vínculos afectivos entre los asociados y, aunque evidentemente pueden tener proyectado tener hijos, la paternidad tiene su propia legislación aplicable.

Los socios conyugales deben establecer los temas económicos, como porcentajes de participación de gastos, de generación de ingresos, derechos de propiedad y de herencia y cualquier otro que los firmantes convengan.

También decidirán si este es un contrato de exclusividad o si los integrantes tienen libertad de formar otras sociedades por su cuenta. Aunque puede parecer demasiado extremo, quien tiene participación en una sociedad conyugal puede tenerla también en otra. O también el contrato matrimonial puede establecer de manera definitiva y obligatoria la exclusividad conyugal.

Y como toda sociedad, no debería tener un número de integrantes predeterminado, lo cual significa que puede tratarse de un matrimonio de dos, tres, cuatro o más cónyuges si todos ellos así lo acuerdan. Esto tal vez parezca escandaloso o hasta cómico, pero casos como el de Badani no tienen por qué ser prohibidos, ni ilegales, ni estigmatizados si sus integrantes son felices así.

Finalmente, el Estado no será aval, garante, casamentero, sacerdote ni cupido de nadie porque la sociedad conyugal es un asunto privado. Otra vez, como todas las sociedades, bastará con elevar el contrato a Registros Públicos para que cualquier persona interesada conozca los compromisos de un potencial socio matrimonial. Y cualquier desavenencia que no esté considerada en el contrato podrá resolverse en las instancias judiciales correspondientes.

Yo llamo a esta propuesta "matrimonio liberal", no porque promueva decisiones extremas sino porque permite a cada ciudadano adulto decidir en qué condiciones convivir con otras personas con las que se siente particularmente vinculado. Si alguna pareja heterosexual desea casarse en condiciones convencionales siempre podrá seguir haciéndolo así, pero lo más importante es permitir que otros se unan, libres de condiciones que encuentran opresivas o poco estimulantes

6 comentarios:

  1. es una propuesta divertida, pero inviable dadas las altas dosis de romanticismo, ceguera e idiotez que se consumen en las relaciones de pareja (la más comunes, hay que decirlo)

    sin embargo, los famosos de Hollywood ya tienen sus contratos prenupciales, en donde hasta se determinan la cantidad de veces a la semana que tendrán sexo... habría que hacer un decálogo para pegar en la refri y en el ropero, ¿no?

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  2. ¿y qué tienen los famosos de Hollywood que no tengamos nosotros?

    Una trivia: ¿Qué cláusula pondría en su contrato de matrimonio liberal?

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  3. Tema muy interesante y de mucho debate mi querido Ronald.

    Si pudiera colocar una clausula en mi propio contrato ??????????????? 90% de su salario si busca un tercer miembro sin autorizacion mia. 0K 50% para que no renuncie. :)

    Como fuera creo que es bueno questionar los actuales sistemas que tenemos pero sin perder el fondo principal del matrimonio que deberia ser amor y compromiso. (llegar a la parte legal no habla muy bien de la buena intencion de las partes) Sin embargo validez tiene tu tema en una realidad como la nuestra.

    Saludos...

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  4. Más bien pienso que anticiparse con un contrato bien detalladito revela madurez y previsión, características del amor verdadero.

    Yo creo que lo de la vigencia limitada es una ventaja de proporciones incalculables.

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  5. Interesante , pero poco novedoso , la libertad es un intangible en si y como tal jamas lo alcanzaremos.....
    "El Ave revoloteaba feliz en la habitacion de puertas y ventanas tapiadas, gritando ¡¡¡ soy libre ¡¡¡ soy libre...escape de la Jaula¡¡¡¡....!!!

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  6. Es interesante la idea y el planteamiento, solo que si en esta epoca algo destaca es que las personas carecen cada vez mas de valores morales como la responsabilidad, la honestidad y la verdad para firmar buenos contratos conygales, yo soy una persona casada y me hubiera gustado ser parte de ese sistema pero la sociedad actual y real que vivimos jamas aprenderia a ser lo bastante responsable como para aceptar esa idea, es mas facil ser como los borregos y como lo dices, dejarle la responsabilidad al estado para tener a quien culpar en todo caso...

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