Tengo la sana costumbre de limpiar frecuentemente la arena de mis gatos. La arena para gatos, les cuento, es una grava fina fabricada especialmente como gel absorbente de los desechos felinos. Cuando ellos mean, sus orines son compactados por la arena en forma de bolas. Así es más fácil recogela y botarla sin que se ensucie toda la arena. A algunos puede parecerle una labor muy desagradable pero les diré que hasta me relaja hacer eso.
Mientras recojo bolas de orín y caca, me pregunto cómo hay quienes crían animales sin cuidados elementales como éste, y así tienen su casa pestilente, no bañan a sus gatos, no los vacunan, no los esterilizan, y convierten toda su casa y el vecindario en una mierda de lo más pestilente.
Leyendo el Perú.21 de hoy 22 de febrero me imagino a mí mismo agarrando todo el sistema judicial (como si fuera la arena de mis gatos), ya cagado y meado hasta la completa saturación, y, tapándome la nariz, embolsarlo y lanzarlo a la basura sin ninguna pena y más bien con alivio.
Los jueces, como los gatos, mean y cagan donde pueden. La cosa es cómo sus dueños manejamos esa mierda inevitable. Y atención a esto: Hay arenas de buena y de mala calidades, las primeras no absorben nada y apestan a la primera pujada felina. Las segundas realmente mantienen todo limpio, y sólo hay que estar atento a recoger la aislada suciedad.
Por eso creo que mis gatos me han dado una lección. La arena judicial que estamos usando no sirve para nada y ha llenado al país de inmundicia imposible de limpiar eficazmente. Repito, los jueces, como los gatos, mean y cagan donde pueden. Siempre van a hacerlo. La pregunta es qué clase de arena usamos, qué clase de sistema judicial usamos. El país apesta a corrupción e ineptitud. El sistema judicial peruano, nuestra arena, es de muy mala calidad, no aísla la caca judicial y más bien es invadida por ella e invade a todo el país, como la casa y el vecindario de los gatos mal cuidados.
Por eso digo que el sistema judicial peruano merece embolsarse y lanzarse a la basura sin ninguna pena y más bien con alivio. Mucho alivio. Y se debe cambiar por arena de primera calidad, un sistema judicial de primera calidad, que garantice que la corrupción y la ineptitud serán aisladas y arrojadas sin contaminarlo todo.
¿Cuál es el sistema de primera calidad?
Los peruanos hemos tenido la estúpida idea de que los gatos judiciales se pueden criar solos, y que no es necesario que nosotros mismos, con nuestras propias manos, los bañemos, los vacunemos, los esterilicemos, los desparasitemos, y limpiemos su pichi y su caca. No pues, o participas o la casa se te llena de mierda. Y entonces nos quejamos de cómo apesta pero no vemos que el punto está en actuar nosotros mismos, allí mismo.
Creo firmemente que si nuestro sistema judicial es tan sucio y genera tantas desconfianzas es porque nadie sabe ni puede saber qué pasa dentro de él. Menos aun puede un ciudadano cualquiera realizar fiscalización, opinar, cambiar, reclamar. El sistema judicial será maquillado, remodelado, reajustado, reconstruido, autocratizado, popularizado y refundado una infinidad de veces y seguiremos en el mismo punto muerto porque esos cambios los hacen unos cuantos notables gatos iluminados. Y el ignorante populacho, el principal interesado, el cliente que tiene la razón, es decir, nosotros, seguimos mirando todo el circo felino desde fuera.
La palabra es participación.
La libertad es imposible de ejercer sin información ni participación práctica. Todos los juicios deben ser sentenciados por jurados elegidos al azar entre la población, de manera similar a como se elige a los miembros de mesa en las elecciones políticas. Punto. Si una reforma no pasa por eso, no es reforma: Nos están hueveando. No crean en el cuento de que revisarán mejor los currículums de los magistrados, no, les pueden revisar hasta el orto pero si la población no participa del funcionamiento judicial, esos jueces seguirán siendo lo que son: gatos que se crían solos, a su suerte.
La población, individualmente, no es idiota. Tal vez los retrasados y enfermos mentales no puedan ser jurados (y parece que ahora mismo lo son) pero el resto de la población sí puede ser parte de un jurado: Profesionales, campesinos, amas de casa, obreros, pescadores, albañiles, nativos, estudiantes, ambulantes, prostitutas y hasta contadores. Porque un campesino tal vez no sepa escribir bien pero sí tiene perfecta idea de lo que es un robo, un asesinato, una estafa, un compromiso... y también sabe lo que es castigo y equidad. Entonces el juez sólo debe ser un moderador y el jurado popular debe tener un staff de abogados que los asesore en cuál es la legislación y jurisprudencia aplicables. Nada más. Las decisiones en manos de los ciudadanos.
Si todos participamos en juicios públicos entonces lo que hagamos estará a la vista de todos. ¿Cuántas probabilidades corrupción hay allí? Mucho menores que ahora, pueden estar seguros.
Si el pueblo participa, confía.
Ahora me pregunto: ¿Está dispuesto el pueblo a participar en esta limpieza y cuidado permanentes del Poder Judicial? ¿O el pueblo prefiere quejarse de la suciedad de sus gatos sin hacer nada al respecto? No me digan, ya me imagino la respuesta, teniendo en cuenta que a nadie le gusta ser miembro de mesa. ¿O a ustedes sí?
Mientras recojo bolas de orín y caca, me pregunto cómo hay quienes crían animales sin cuidados elementales como éste, y así tienen su casa pestilente, no bañan a sus gatos, no los vacunan, no los esterilizan, y convierten toda su casa y el vecindario en una mierda de lo más pestilente.
Leyendo el Perú.21 de hoy 22 de febrero me imagino a mí mismo agarrando todo el sistema judicial (como si fuera la arena de mis gatos), ya cagado y meado hasta la completa saturación, y, tapándome la nariz, embolsarlo y lanzarlo a la basura sin ninguna pena y más bien con alivio.
Los jueces, como los gatos, mean y cagan donde pueden. La cosa es cómo sus dueños manejamos esa mierda inevitable. Y atención a esto: Hay arenas de buena y de mala calidades, las primeras no absorben nada y apestan a la primera pujada felina. Las segundas realmente mantienen todo limpio, y sólo hay que estar atento a recoger la aislada suciedad.
Por eso creo que mis gatos me han dado una lección. La arena judicial que estamos usando no sirve para nada y ha llenado al país de inmundicia imposible de limpiar eficazmente. Repito, los jueces, como los gatos, mean y cagan donde pueden. Siempre van a hacerlo. La pregunta es qué clase de arena usamos, qué clase de sistema judicial usamos. El país apesta a corrupción e ineptitud. El sistema judicial peruano, nuestra arena, es de muy mala calidad, no aísla la caca judicial y más bien es invadida por ella e invade a todo el país, como la casa y el vecindario de los gatos mal cuidados.
Por eso digo que el sistema judicial peruano merece embolsarse y lanzarse a la basura sin ninguna pena y más bien con alivio. Mucho alivio. Y se debe cambiar por arena de primera calidad, un sistema judicial de primera calidad, que garantice que la corrupción y la ineptitud serán aisladas y arrojadas sin contaminarlo todo.
¿Cuál es el sistema de primera calidad?
Los peruanos hemos tenido la estúpida idea de que los gatos judiciales se pueden criar solos, y que no es necesario que nosotros mismos, con nuestras propias manos, los bañemos, los vacunemos, los esterilicemos, los desparasitemos, y limpiemos su pichi y su caca. No pues, o participas o la casa se te llena de mierda. Y entonces nos quejamos de cómo apesta pero no vemos que el punto está en actuar nosotros mismos, allí mismo.
Creo firmemente que si nuestro sistema judicial es tan sucio y genera tantas desconfianzas es porque nadie sabe ni puede saber qué pasa dentro de él. Menos aun puede un ciudadano cualquiera realizar fiscalización, opinar, cambiar, reclamar. El sistema judicial será maquillado, remodelado, reajustado, reconstruido, autocratizado, popularizado y refundado una infinidad de veces y seguiremos en el mismo punto muerto porque esos cambios los hacen unos cuantos notables gatos iluminados. Y el ignorante populacho, el principal interesado, el cliente que tiene la razón, es decir, nosotros, seguimos mirando todo el circo felino desde fuera.
La palabra es participación.
La libertad es imposible de ejercer sin información ni participación práctica. Todos los juicios deben ser sentenciados por jurados elegidos al azar entre la población, de manera similar a como se elige a los miembros de mesa en las elecciones políticas. Punto. Si una reforma no pasa por eso, no es reforma: Nos están hueveando. No crean en el cuento de que revisarán mejor los currículums de los magistrados, no, les pueden revisar hasta el orto pero si la población no participa del funcionamiento judicial, esos jueces seguirán siendo lo que son: gatos que se crían solos, a su suerte.
La población, individualmente, no es idiota. Tal vez los retrasados y enfermos mentales no puedan ser jurados (y parece que ahora mismo lo son) pero el resto de la población sí puede ser parte de un jurado: Profesionales, campesinos, amas de casa, obreros, pescadores, albañiles, nativos, estudiantes, ambulantes, prostitutas y hasta contadores. Porque un campesino tal vez no sepa escribir bien pero sí tiene perfecta idea de lo que es un robo, un asesinato, una estafa, un compromiso... y también sabe lo que es castigo y equidad. Entonces el juez sólo debe ser un moderador y el jurado popular debe tener un staff de abogados que los asesore en cuál es la legislación y jurisprudencia aplicables. Nada más. Las decisiones en manos de los ciudadanos.
Si todos participamos en juicios públicos entonces lo que hagamos estará a la vista de todos. ¿Cuántas probabilidades corrupción hay allí? Mucho menores que ahora, pueden estar seguros.
Si el pueblo participa, confía.
Ahora me pregunto: ¿Está dispuesto el pueblo a participar en esta limpieza y cuidado permanentes del Poder Judicial? ¿O el pueblo prefiere quejarse de la suciedad de sus gatos sin hacer nada al respecto? No me digan, ya me imagino la respuesta, teniendo en cuenta que a nadie le gusta ser miembro de mesa. ¿O a ustedes sí?
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Concuerdo contigo, el pueblo tiene el derecho y el deber de ser parte del cambio, y hacer lo que propones es una buena forma de hacerlo.
ResponderEliminarSin embargo tu parrafo final nos devuelve a una preocupante realidad.
Dicen que "perro que ladra no muerde" y pienso que en el país habemos muchos perros, de los dos grupos, de los que solo ladran y de los que a veces muerden.
Obviamente existe una preocupante mayoria dedicada a los ladridos sin mordida... de verdad, ¿cuántos estaríamos dispuestos a morder?
Está como para pensarlo un rato, no crees?
Una comparación para reflexionar, realmente... Y me siento contenta de haber llegado al párrafo final y haberme dado cuenta de que sí, me encantaría ser miembro de mesa!!! JAJAJA Estaré loca, no sé, pero ¿qué más se puede pedir que participar directamente de un evento que involucra a mi país o ciudad?
ResponderEliminarNo estás loca, no estás loca, sólo estás... desesperada.. jajaja...
ResponderEliminarEs una cuestión de actitud y de facilitarse la vida. Hoy puedes ir con tu celu, llevar tu mp3, tu ipod o hasta un game boy o lo que quieras para matar los tiempos muertos, que no son pocos. Antes bastaba con hacer patas entre los miembros de tu mesa o los de las demás mesas.
Más en serio, es muy poco probable la acusación de fraude cuando se ha sido miembro de mesa. Incluso hoy puedes publicar en tu face o en alguna página cualquiera el resultado de tu mesa si has sido miembro, escaneando tu copia del acta.
¿Qué fácil no?
En chile pinochet,limpio el pais,es duro pero para estos cambios ,solo se logran ,con sangre,por ambas partes ,el corrupto que le gusta la plata facil,hara lo que sea para conservar au status quo.
ResponderEliminarPara que Pinochet realmente "limpiase" Chile tendría además que haberse suicidado.
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