domingo, 13 de diciembre de 2009

Sobre el origen de la Navidad


Algunas personas le tienen desconfianza a la Navidad por la comercialización que se ha hecho de ella. Por la presión de la hipocresía publicitaria muchos se sienten socialmente obligados a dar regalos (especialmente a los niños) en esta temporada, por eso hay quienes cuestionan la sinceridad de toda esta celebración costosa. Sin embargo algunos disponen de más dinero por las gratificaciones y se sienten muy contentos de poder comprar juguetes, comida y ropa para sus familias. Los fuegos artificiales, los adornos, los villancicos y personajes como Santa Claus son parte de la diversión y del buen ambiente familiar. Todos, por unos cuantos días, nos sentimos parte de una actitud positiva. Es una ocasión para reunir a toda la familia, desear éxitos a los amigos y ver la alegría en las caras de todos. Eso es lo que se espera de la Navidad.

Pero tanto festejo parece hacernos olvidar cada vez más que –oficialmente- esta es una fiesta religiosa cristiana. No es una fiesta infantil ni familiar. Se celebra el nacimiento de Jesús de Nazareth, quien, según esta festividad, nació como ser humano con el propósito de cumplir la misión de subsanar o “redimir” los “pecados de la humanidad” a través de su muerte, ocurrida cuando contaba unos 33 años de edad. Previamente, desde los 30, se dedicó a la prédica que lo ha hecho célebre hasta hoy como fundador del cristianismo.

Siendo la Navidad una fiesta religiosa cristiana llama la atención que también la celebren otras religiones y hasta agnósticos y ateos, evidentemente llevados por el espíritu alegre e integrador que se prioriza en el occidente moderno.

Conversando con algunos amigos me he dado cuenta de que no se conoce mayor cosa de la historia de la Navidad, aun entre quienes se consideran cristianos. Hoy quiero darle espacio a esa historia porque creo que tiene aspectos muy interesantes y ciertamente perturbadores algunas personas religiosas. Para quienes no lo son de todos modos revestirá interés porque podrán notar cómo todo evoluciona a veces desde las mismas antípodas de lo que después se hace.

Para comenzar, la Navidad es el cumpleaños de Jesús. Los puristas dicen que los cumpleaños son una fiesta ajena al cristianismo, por lo cual esta sería una primera razón para no celebrar la Navidad. Dicen que el Antiguo Testamento jamás muestra judíos celebrando cumpleaños, lo cual es cierto. Pero el tema de los cumpleaños podemos dejarlo de lado por ahora, creo que habrá otra ocasión para revisarlos. Los mencioné simplemente porque no hay ninguna referencia bíblica de que Jesús celebrara su propio nacimiento o el de otras personas. O que sus apóstoles lo agasajaran por dicha ocasión.

En segundo lugar: ¿Por qué la Navidad se celebra el 25 de diciembre y no en otra fecha del año? ¿Realmente Jesús nació ese día? Estas preguntas no tendrían mayor relevancia si no fuera porque sí existe una causa extraña: Antes de que el Cristianismo llegara a todo lo que hoy conocemos por occidente, en el hemisferio norte “pagano” se celebraba el “natalicio del Sol” puesto que ese día es el solsticio de invierno, fiesta también llamada "Saturnales". Esa fiesta es equivalente exacto al Inti Raymi que los Incas celebraban el 24 de junio en el hemisferio sur, con 6 meses de diferencia. En el hemisferio sur el 24 de junio -y en el hemisferio norte el 25 de diciembre- los días empiezan a durar más y consecuentemente los adoradores del dios Sol lo veían “renacer” anualmente.

Cuando los colonizadores cristianos llegaron a estos pueblos europeos la fiesta del nacimiento del sol era muy popular y el mestizaje propició esta unión de festividades. Ya no nace el dios sol, nace el niño-dios Jesucristo.

Los fundamentalistas cristianos rechazan la Navidad por esta mezcla que consideran inaceptable apoyándose, entre otros, en textos bíblicos como Efesios 5:10,11 que dice a los lectores cristianos: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor; y cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, aun censúrenlas”. También se inspiran en la Segunda carta o epístola a los Corintios 6:14-18 que dice: “¿Qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Baal? ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? [...]”.

Tal vez esta clase de historia no pase de ser curiosa o entretenida, pero entenderán que hay quienes dan mucha importancia a estos detalles, por ejemplo, cuando se trata de Halloween. Algunos cristianos no celebran la fiesta de brujas porque la consideran anti cristiana, aun cuando nadie en su sano juicio le rinde homenaje a ellas. Los niños piden caramelos y se disfrazan, los mayores pueden hasta hacer una fiesta de disfraces y nada más. Evidentemente las sensibilidades son distintas pero no está de más conocer el origen de lo que hacemos. Lo más cercano que solemos conocer de brujas tal vez sean nuestras suegras y alguna jefa imposible de complacer... y creo que lo manejamos con buena cintura sin necesidad de armarle un escándalo a los que celebran cada 31 de octubre.

Volviendo a la Navidad, tal vez algunos pregunten: ¿Y cuándo realmente nació Jesús? No sé si lo preguntarían para celebrar la Navidad otro día, pero aquí va la deducción del dato: Parece que Jesús tenía casi exactamente 33½ años cuando murió, según cierta cronología bíblica que por razón de espacio no puedo abordar. También se sabe que Jesús murió el día 14 del mes judío de Nisán. Nisán pertenece a un calendario lunar que hoy sirve para determinar cuándo cae la “Semana Santa”. Notarán que esa semana de la muerte de Jesús se mueve entre fines de marzo e inicios de abril. Los calendarios lunares tienen esa desventaja, se mueven mucho.

El caso es que Jesús de Nazareth murió entre fines de marzo e inicios de abril a los 33½ años, lo cual implicaría que él cumplía años entre fines de septiembre e inicios de octubre. No hay fecha precisa, pero de ahí no sale. Esto es concordante con el hecho de que en la noche cuando él nació habían pastores a la intemperie haciendo pastar a su rebaño, en otoño, cosa imposible a fines de diciembre en la noche en el hemisferio norte debido al invierno.

Hay otros detalles navideños que también tienen su historia, una historia rara y curiosa como la de los reyes magos y la estrella fugaz, el origen de los árboles navideños, Santa Claus, la costumbre de intercambiar regalos y otras similares. Tal vez, si me da tiempo, les cuento sobre eso en el siguiente post, si no, lo dejaré para la próxima Navidad.

Como siempre, les invito a informarse pero también a no sugestionarse. Siempre rindamos cuenta a nuestras propias conciencias antes que complacer la opinión ajena, aun la del dios de cada uno. Algunos lo pasarán bien dando regalos y gastando en pavos mientras otros rechazarán la Navidad por considerar que tiene un origen demasiado sucio para ignorarlo, pero todos recuerden que nuestra sinceridad de corazón al actuar es lo que nos caracteriza como personas libres. Celebremos o no celebremos por cualquier razón, seamos cristianos o no, sintámonos libres de amar a los demás con plena franqueza, cada quien a su propia manera personal. Que no nos esclavicen ni los publicistas ni los religiosos.


Felices fiestas.

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3 comentarios:

  1. Buena Ronald. Por lo visto todavía llevas a tu testigo dentro de tu ser, jajaja.
    A mí lo que me llega de esto es cómo la fiesta se ha vuelto tan comercial, con decirte que mi niño está emocionado por "la navidad", y cuando le pregunto que se celebra, me dice "la navidad", vuelvo a preguntarle y me dice "regalos"... Tengo mucho qué trabajar por ese lado, no puede ser posible que tan chiquito y sólo piense que la Navidad son regalos. Grrrrr...

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  2. A mi me gustaba mucho la Navidad... hasta que creci, empecé a ganar plata y de pronto me sentí obligada a intercambiar regalos con gente q apenas conocía... sí, gente de la oficina!!!! Solo un año fue divertido porque mis compañeros de trabajo se convirtieron en amigos, fue muy lindo pero no se volvió a repetir... Ahora, mi única prioridad es pasar tiempo con mis papas y el resto de la familia, tratando de recuperar algo de la alegría infantil de antaño... Lástima q mis amigos de barrio ya no quieran salir a reventar cuetecillos!

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  3. Chicas, no se desanimen, el próximo año no le regalan nada a nadie y así luchan contra el consumismo navideño.
    De paso, me traen alguito pues...

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