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No sé qué decir. Basta de hipocresías, basta de poses. A Pedro
Suárez Vértiz lo quieren destruir simplemente por no ser antifujimorista, no
por ser apolítico realmente, por esa foto con Keiko, por ese post del “éxito”. Pero
ese post defendiendo su alpinchismo exitoso no contiene nada de nuevo de él. Esa
reacción de sus novedosos críticos es puro sectarismo político de los
antifujimoristas.
En lo que a mí respecta su música nunca me gustó, no me
gusta, no me entusiasma (salvo una que otra para masticarse como chicle), y su
postura siempre fue y seguirá siendo, como dijo una de mis hermanas en una
conversación hace muchos años, la de un insulso. Sí, ella le llamó de la forma
más correcta que he encontrado: El Insulso. Pero eso fue muchos años antes de
esa foto, de ese post, o incluso antes de Alberto Fujimori y el shock. Por eso
nunca me ha gustado lo suyo ni lo de muchos otros “rockeros” de la escena
comercial de los 80 y 90. No necesito ver una foto suya con Keiko para saber
quién es el exitoso PSV.
¿Por qué es exigible al rock que sea mínimamente congruente
con la realidad social? Es que el rock, por su naturaleza y orígenes, nació
como música de protesta. ¿No lo sabían? Por eso el rock no puede concebirse
fuera de la realidad. No es como una orquesta de salsa o cumbia, cuya música es
solo para bailar y entretenerse sin mirar más allá de la pista de baile. El
rock tiene que tener compromiso con la realidad, si no, es un fraude. La salsa
y la cumbia PUEDEN tener ese compromiso pero el rock TIENE que tenerlo.
Pero PSV y Arena Hash siempre tenían letras estúpidas, como
las de los Hombres G, como la gran mayoría de Río y todos los grupos comerciales
peruanos y extranjeros desde mucho antes de 1990. Y eran estúpidas porque lo
estúpido es lo que más vende, siempre ha sido así. Ese es el éxito al cual se
refiere PSV. Dinero y fama. En la escena comercial no se concibe otro concepto
de éxito.
Por ejemplo, otro colega, Miguel Samamé, imitador de Gustavo
Cerati en Yo Soy, ha dicho por ahí recientemente que estamos en un país
capitalista y por eso las cosas se miden en función de las ventas y la llegada
que tengas al público. (Textualmente: “Estamos en un país capitalista, el que
invierte y hace bien su trabajo tiene éxito, el que no, piña, así es la cosa,
nadie tiene la obligación de apoyarnos de comprar nuestros discos o escuchar
nuestra música, la fama cuesta.”) ¡Y dice “nuestros discos” y “nuestra
música” mientras gana plata imitando y tocando canciones ajenas! Lo estimo y
respeto bastante la calidad de su imitación pero ese concepto es repugnante. Lo
único cierto es que estamos en un país libre y todos tienen derecho a producir
y vender caca y hacerse ricos con eso. Total, eso es precisamente lo que hacen
los genios de EEG, Peluchín y otros “artistas”. Pero, por favor, no llamen rock
a eso.
Sin embargo siempre tenemos ejemplos que nos dan esperanza. Van
Gogh murió en la miseria. De acuerdo a ese concepto “capitalista” fue un
fracasado. Piña, pues ¿verdad? En el rock he tenido el honor de conocer al
genial César N y su rotunda lealtad al rock and roll. No hay plata pero sobra
raza. Eso no lo entienden los “capitalistas”, los que cosechan del éxito ajeno,
lo toman como propio y ni siquiera tienen el decoro de dejar un porcentaje de
sus pingües ganancias en la cuenta de aquel a quien remedan con “éxito”. Piña,
pues, César. Piña, pues, Gustavo.
Son muy raros los casos de grupos más o menos contestatarios
y exitosos en la escena comercial de los 80 y 90. Los Prisioneros, Los
Violadores, Molotov… y paremos de contar. Por ahí se puede encontrar alguna
rareza en los grupos “exitosos” y casi sin quererlo realmente. Así tenemos “Matar
a Castro” de Hombres G entre esos extrañísimos ejemplos, casi un error de
edición.
Hubo un grupo comercial peruano que intentó seguir una línea
más o menos contestataria o realista en su música: JAS. “Personalidad”, “Me voy
de aquí” y “Hubo en el mundo” son excelentes ejemplos de lo que se podía
escuchar en radios peruanas gracias a JAS. Nada del otro mundo pero al menos no
eran las típicas estupideces románticas del “rock” comercial en español. Lo
paradójico es que el tema emblema de JAS es “Ya no quiero más ská”, quizá la
única canción idiota que se les pudo ocurrir. Así es el “éxito”.
A algunos les parece ahorita un gran descubrimiento que PSV
se declara apolítico y con foto con Keiko, entonces salen los que creen que la
historia del Perú y el mundo inició cuando ellos nacieron. No pues, antes era “Pedrito”
y ahora es un despreciable alpinchista. ¿Recién? Estos jueces de medio pelo,
los dueños de la ética y la moral, los indignados de última lona.
Entérense: Esa siempre ha sido la visión de PSV, no hay más
misterio. Sólo que ahora es promotor del alpinchismo por escrito, no por
canciones. Hipócritas.
A ver, ¿qué dicen de esto, hipócritas que cantan "Imagine"? |
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