A mí me molesta la gente a la que hay que sacarle las verdades con cucharita, especialmente si pregona transparencia y decencia superiores a los demás. Me molesta la actitud encubierta de gente que sabe que abiertamente será rechazada y que por ello opta por el camuflaje y el interesado silencio.
Cuando mi hijo llegó a la secundaria lo puse en el Colegio Bertolt Brecht de la avenida Colonial, en Lima, porque se decía que era muy exigente y con muy buenos resultados académicos. Yo sabía que es un colegio perteneciente al grupo de la academia César Vallejo, muy conocida en los 80 por ser un nido de terroristas. En esa academia preuniversitaria los profesores hacían adoctrinamiento de los postulantes a universidades nacionales para que, una vez ingresados, fueran integrados a las filas criminales de esos comunistas sanguinarios. Finalmente esa organización fue desbaratada como toda la maquinaria senderista, en los noventa, y se reorganizaron, con fines, ahora sí, exclusivamente educativos.
Soy liberal. Yo no le tengo miedo ni a la izquierda ni a la diversidad de ideas, también creo en la capacidad de rectificación de las personas. Este grupo educativo parecía haber dejado el camino de la subversión y del sabotaje del país.
Sin embargo, desde los primeros días de clase, mi hijo (quien siempre ha sido un alumno ejemplar tanto en conducta como en aprovechamiento) me contó cómo en horas de todas las clases siempre se buscaba momentos en que los profesores daban breves sermones sobre la “realidad nacional”. Allí se decía, como verdad factual, que los chilenos y los norteamericanos están comprando e invadiendo nuestro país, que el gobierno masacra indígenas indiscriminadamente y que es hora de que el pueblo se levante para acabar con esa situación, entre otras cosas. También pude hojear que en algunas de sus separatas se les hacía leer y resumir largos artículos de ideólogos comunistas como Engels.
A mí no me molestó -ni me molesta- que una institución tenga una línea de pensamiento y hable de ella francamente. Estamos en un país libre. Lo que me molestó es que al querer asegurarme de la transparencia de esa posición, acudí en más de una oportunidad a hablar con los responsables del Bertolt Brecht y siempre negaron que el colegio tuviera una agenda política o ideológica. Me explicaron que tal vez fue una posición personal del profesor o profesora de turno, y que hablarían con ellos para que moderen sus opiniones ciñéndose al plan de estudios. Nada de eso ocurrió jamás.
Como casi todos los colegios, el Bertolt Brecht prohíbe a los alumnos llevar celulares, mp3 y otros artículos electrónicos que pudieran distraerlos. Yo nunca he estado muy de acuerdo con esa norma por las situaciones que hoy en día se ven en los colegios y en su entorno, por lo cual le pedí a mi hijo que continúe llevando su celular. Grande fue la sorpresa de mi esposa cuando lo llamó a la hora de entrada porque había olvidado uno de sus cuadernos. Todos los alumnos de secundaria estaban en el patio en formación de ingreso y se les estaba dando un discurso sobre la situación en Bagua y sobre cómo el gobierno estaba masacrando a los indígenas locales, de la histórica explotación de occidente y de la lucha que el pueblo debe organizar para cambiar la situación. Estoy hablando del 2009.
Así que en la siguiente reunión de padres de familia decidí plantear estos temas abiertamente con el tutor del aula y con el resto de padres. Por ejemplo llevé un examen en el que se pone una tira de Mafalda, tan graciosa en su crítica social, pero se planteaba preguntas evaluadas que desvirtuaban el sentido risueño de esa obra, esas preguntas incidían sobre la necesidad del “levantamiento popular”. Repito, no estoy en contra de que los escolares tengan una visión de la realidad nacional. Mi molestia está en que no expresan sus políticas abiertamente, tal como un colegio religioso explica a los padres que los niños serán llevados a misa y otras actividades religiosas. Los padres tenemos derecho a saber qué es exactamente lo que se les enseña a nuestros hijos menores de edad.
Como siempre, la posición del colegio fue hipócrita de negar y de que iban “a investigar”. ¿No les suena familiar?
Una madre de familia me dijo ante todos que la lucha de clases era una realidad científica y que Marx había sido “honrado” por CNN como el hombre del siglo pasado... bueno, insistí en que la discusión no estaba en eso, sino en que cualquier enseñanza tiene que ser abierta, no solapada, y además (en aras de la misma ciencia y la pluralidad) también debería leerse a Adam Smith, o Haya de la Torre, con el mismo entusiasmo que a Mariátegui.
Pero felizmente yo siempre he sido muy colaborador en los colegios en los que ha estado mi hijo, siempre he sido respetuoso y liberal, y tal vez por eso el tutor, ya a solas, me confesó que el Colegio Bertolt Brecht sí tiene una agenda encubierta, que ellos reciben breves escritos que deben transmitir a los alumnos y que no se debe grabar ni tomar nota de ello, ni fotocopiar tales materiales sino más bien devolverlos luego de difundirlos. Él me dijo que estaba apenado y angustiado en su fuero interno por esa situación porque él sabía perfectamente que esta es una labor organizada desde los niveles más altos de dicha institución pero que, como siempre, la necesidad de trabajo obliga a permitir y callar esos abusos.
Evidentemente decidí retirar a mi hijo para el año siguiente. Esto fue una lástima porque yo pensaba que mi hijo haga toda la secundaria allí. Hay razones académicas también, como que el colegio ya no era tan avanzado como en sus buenos tiempos y que había una relajación pasmosa de la conducta de los alumnos en todas partes, en aulas, en patios y en los alrededores del colegio. En resumen: Blandos en su trabajo, entusiastas en lo ajeno.
Habría más qué contar sobre este colegio y sus profesores, pero ¿por qué les he contado todo esto?
Que quede claro que la diversidad de ideas es algo que nos enriquece, no que nos divide. Que quede claro que la derecha siempre ve monstruos en la izquierda, sea moderada o no. Y la izquierda viceversa en la derecha.
Lo que me revienta es que se tenga un doble discurso, una agenda paralela o una labor encubierta, especialmente tratándose de menores de edad.
Pero ahora vemos que está pasando algo similar con Susana Villarán. Y vuelvo a mis palabras iniciales:
A mí me molesta la gente a la que hay que sacarle las verdades con cucharita, especialmente si pregona transparencia y decencia superiores a los demás. Me molesta la actitud encubierta de gente que sabe que abiertamente será rechazada y que por ello opta por el camuflaje y en interesado silencio.
Hay algunos asuntos que Villarán bien pudo mostrar desde el primer día y quizá nadie hubiera tenido base para reprochárselo: El extremista Alexander Amaya, el “valioso apoyo de Patria Roja” (nunca se supo cuál es ese apoyo ni cuál es su valor ni cómo lo pagará), su reunión privada con Baruch Ivcher (nunca comunicada anticipadamente a la prensa ni a la población), ahora sus tres propiedades no declaradas (tal vez para facilitar su pose de pobre), y sus presuntos viajes a Europa para reunirse con un supuesto grupo de apoyo a Sendero Luminoso. Peor aún, en reciente video el grupo Patria Libre muestra su admiración al MRTA (incluidos Víctor Polay y el sanguinario líder secuestrador Néstor Cerpa Cartolini), terroristas peruanos hermanos de la banda criminal FARC. Tengamos en cuenta que Patria Libre es además socio de Fuerza Social en “Lima para Todos” y que este video data de apenas hace diez meses. O sea, ya no es un individuo como Amaya, es todo un grupo completo que también da su “valioso apoyo” a Fuerza Social.
Ahora nos explicará y tendremos que quedar conformes con sus palabras de esperanza y no de miedo, ahora tendremos que esperar otro destape para que recién nos cuente, ahora tendremos que creer que ella es líder y no encubridora ni marioneta. Ahora esto no es miedo, es asco y rabia.
¿Eso es transparencia? Sinceramente no lo creo. Por supuesto, esto no significa que hay que votar por Lourdes, pero claramente me dice que los izquierdistas más recalcitrantes (y que saben que nadie los quiere) se esconden detrás de caras bonitas y discursos verdes, muy calladitos para que no los pillemos.
Para mí fue suficiente, sin contar con que en Facebook (no ahorita, sino hace muchos meses) todo esa mancha detrás de ella mostraba su cara y que ahora guarda el más ruidoso de los silencios en sus temas favoritos. Qué extraño, ya no aparecen los que apoyaban la lucha popular, ellos ahora sólo hablan contra Lourdes y a favor de la nueva izquierda, esos mismos que a principios de año hablaban de luchas de clases, de desbaratar el gobierno actual y de tomar el poder. Esos que festejaron la libertad de Lori Berenson como si fuera su hermana. Y esos que tampoco se atreven –por ahora- a lamentar públicamente la muerte del maldito Mono Jojoy.
No, gracias, Susana, ya no. Sé que es muy difícil, pero ojalá Susana pierda, tal como he deseado –y deseo- que Castañeda no gane el próximo año.
Disculpen por haberme demorado tanto en expresar una posición en estas elecciones municipales, pero mi tradicional escepticismo creo que me dio la razón al no escribir nada hasta ahora. Pensaba votar por Lay, no lo sé, espero tener tiempo de pensar y escribir algo más sobre este asunto. Se los prometo.
Cuando mi hijo llegó a la secundaria lo puse en el Colegio Bertolt Brecht de la avenida Colonial, en Lima, porque se decía que era muy exigente y con muy buenos resultados académicos. Yo sabía que es un colegio perteneciente al grupo de la academia César Vallejo, muy conocida en los 80 por ser un nido de terroristas. En esa academia preuniversitaria los profesores hacían adoctrinamiento de los postulantes a universidades nacionales para que, una vez ingresados, fueran integrados a las filas criminales de esos comunistas sanguinarios. Finalmente esa organización fue desbaratada como toda la maquinaria senderista, en los noventa, y se reorganizaron, con fines, ahora sí, exclusivamente educativos.
Soy liberal. Yo no le tengo miedo ni a la izquierda ni a la diversidad de ideas, también creo en la capacidad de rectificación de las personas. Este grupo educativo parecía haber dejado el camino de la subversión y del sabotaje del país.
Sin embargo, desde los primeros días de clase, mi hijo (quien siempre ha sido un alumno ejemplar tanto en conducta como en aprovechamiento) me contó cómo en horas de todas las clases siempre se buscaba momentos en que los profesores daban breves sermones sobre la “realidad nacional”. Allí se decía, como verdad factual, que los chilenos y los norteamericanos están comprando e invadiendo nuestro país, que el gobierno masacra indígenas indiscriminadamente y que es hora de que el pueblo se levante para acabar con esa situación, entre otras cosas. También pude hojear que en algunas de sus separatas se les hacía leer y resumir largos artículos de ideólogos comunistas como Engels.
A mí no me molestó -ni me molesta- que una institución tenga una línea de pensamiento y hable de ella francamente. Estamos en un país libre. Lo que me molestó es que al querer asegurarme de la transparencia de esa posición, acudí en más de una oportunidad a hablar con los responsables del Bertolt Brecht y siempre negaron que el colegio tuviera una agenda política o ideológica. Me explicaron que tal vez fue una posición personal del profesor o profesora de turno, y que hablarían con ellos para que moderen sus opiniones ciñéndose al plan de estudios. Nada de eso ocurrió jamás.
Como casi todos los colegios, el Bertolt Brecht prohíbe a los alumnos llevar celulares, mp3 y otros artículos electrónicos que pudieran distraerlos. Yo nunca he estado muy de acuerdo con esa norma por las situaciones que hoy en día se ven en los colegios y en su entorno, por lo cual le pedí a mi hijo que continúe llevando su celular. Grande fue la sorpresa de mi esposa cuando lo llamó a la hora de entrada porque había olvidado uno de sus cuadernos. Todos los alumnos de secundaria estaban en el patio en formación de ingreso y se les estaba dando un discurso sobre la situación en Bagua y sobre cómo el gobierno estaba masacrando a los indígenas locales, de la histórica explotación de occidente y de la lucha que el pueblo debe organizar para cambiar la situación. Estoy hablando del 2009.
Así que en la siguiente reunión de padres de familia decidí plantear estos temas abiertamente con el tutor del aula y con el resto de padres. Por ejemplo llevé un examen en el que se pone una tira de Mafalda, tan graciosa en su crítica social, pero se planteaba preguntas evaluadas que desvirtuaban el sentido risueño de esa obra, esas preguntas incidían sobre la necesidad del “levantamiento popular”. Repito, no estoy en contra de que los escolares tengan una visión de la realidad nacional. Mi molestia está en que no expresan sus políticas abiertamente, tal como un colegio religioso explica a los padres que los niños serán llevados a misa y otras actividades religiosas. Los padres tenemos derecho a saber qué es exactamente lo que se les enseña a nuestros hijos menores de edad.
Como siempre, la posición del colegio fue hipócrita de negar y de que iban “a investigar”. ¿No les suena familiar?
Una madre de familia me dijo ante todos que la lucha de clases era una realidad científica y que Marx había sido “honrado” por CNN como el hombre del siglo pasado... bueno, insistí en que la discusión no estaba en eso, sino en que cualquier enseñanza tiene que ser abierta, no solapada, y además (en aras de la misma ciencia y la pluralidad) también debería leerse a Adam Smith, o Haya de la Torre, con el mismo entusiasmo que a Mariátegui.
Pero felizmente yo siempre he sido muy colaborador en los colegios en los que ha estado mi hijo, siempre he sido respetuoso y liberal, y tal vez por eso el tutor, ya a solas, me confesó que el Colegio Bertolt Brecht sí tiene una agenda encubierta, que ellos reciben breves escritos que deben transmitir a los alumnos y que no se debe grabar ni tomar nota de ello, ni fotocopiar tales materiales sino más bien devolverlos luego de difundirlos. Él me dijo que estaba apenado y angustiado en su fuero interno por esa situación porque él sabía perfectamente que esta es una labor organizada desde los niveles más altos de dicha institución pero que, como siempre, la necesidad de trabajo obliga a permitir y callar esos abusos.
Evidentemente decidí retirar a mi hijo para el año siguiente. Esto fue una lástima porque yo pensaba que mi hijo haga toda la secundaria allí. Hay razones académicas también, como que el colegio ya no era tan avanzado como en sus buenos tiempos y que había una relajación pasmosa de la conducta de los alumnos en todas partes, en aulas, en patios y en los alrededores del colegio. En resumen: Blandos en su trabajo, entusiastas en lo ajeno.
Habría más qué contar sobre este colegio y sus profesores, pero ¿por qué les he contado todo esto?
Que quede claro que la diversidad de ideas es algo que nos enriquece, no que nos divide. Que quede claro que la derecha siempre ve monstruos en la izquierda, sea moderada o no. Y la izquierda viceversa en la derecha.
Lo que me revienta es que se tenga un doble discurso, una agenda paralela o una labor encubierta, especialmente tratándose de menores de edad.
Pero ahora vemos que está pasando algo similar con Susana Villarán. Y vuelvo a mis palabras iniciales:
A mí me molesta la gente a la que hay que sacarle las verdades con cucharita, especialmente si pregona transparencia y decencia superiores a los demás. Me molesta la actitud encubierta de gente que sabe que abiertamente será rechazada y que por ello opta por el camuflaje y en interesado silencio.
Hay algunos asuntos que Villarán bien pudo mostrar desde el primer día y quizá nadie hubiera tenido base para reprochárselo: El extremista Alexander Amaya, el “valioso apoyo de Patria Roja” (nunca se supo cuál es ese apoyo ni cuál es su valor ni cómo lo pagará), su reunión privada con Baruch Ivcher (nunca comunicada anticipadamente a la prensa ni a la población), ahora sus tres propiedades no declaradas (tal vez para facilitar su pose de pobre), y sus presuntos viajes a Europa para reunirse con un supuesto grupo de apoyo a Sendero Luminoso. Peor aún, en reciente video el grupo Patria Libre muestra su admiración al MRTA (incluidos Víctor Polay y el sanguinario líder secuestrador Néstor Cerpa Cartolini), terroristas peruanos hermanos de la banda criminal FARC. Tengamos en cuenta que Patria Libre es además socio de Fuerza Social en “Lima para Todos” y que este video data de apenas hace diez meses. O sea, ya no es un individuo como Amaya, es todo un grupo completo que también da su “valioso apoyo” a Fuerza Social.
Ahora nos explicará y tendremos que quedar conformes con sus palabras de esperanza y no de miedo, ahora tendremos que esperar otro destape para que recién nos cuente, ahora tendremos que creer que ella es líder y no encubridora ni marioneta. Ahora esto no es miedo, es asco y rabia.
¿Eso es transparencia? Sinceramente no lo creo. Por supuesto, esto no significa que hay que votar por Lourdes, pero claramente me dice que los izquierdistas más recalcitrantes (y que saben que nadie los quiere) se esconden detrás de caras bonitas y discursos verdes, muy calladitos para que no los pillemos.
Para mí fue suficiente, sin contar con que en Facebook (no ahorita, sino hace muchos meses) todo esa mancha detrás de ella mostraba su cara y que ahora guarda el más ruidoso de los silencios en sus temas favoritos. Qué extraño, ya no aparecen los que apoyaban la lucha popular, ellos ahora sólo hablan contra Lourdes y a favor de la nueva izquierda, esos mismos que a principios de año hablaban de luchas de clases, de desbaratar el gobierno actual y de tomar el poder. Esos que festejaron la libertad de Lori Berenson como si fuera su hermana. Y esos que tampoco se atreven –por ahora- a lamentar públicamente la muerte del maldito Mono Jojoy.
No, gracias, Susana, ya no. Sé que es muy difícil, pero ojalá Susana pierda, tal como he deseado –y deseo- que Castañeda no gane el próximo año.
Disculpen por haberme demorado tanto en expresar una posición en estas elecciones municipales, pero mi tradicional escepticismo creo que me dio la razón al no escribir nada hasta ahora. Pensaba votar por Lay, no lo sé, espero tener tiempo de pensar y escribir algo más sobre este asunto. Se los prometo.
Yo tengo la ESPERANZA de tener un(a) buen(a) alcalde(sa) y MIEDO de que gente como Susana (y sobretodo sus compañeros politicos) lleguen al poder... Que no harán los izquierdistas si saben que uno de ellos esta en el poder... ya veo venir más marchas de la CGTP, del SUTEP, etc, etc...
ResponderEliminarEl debate puso en evidencia serias falencias en Susana Villaran, como cuando le dieron 4 minutos para que expusiera su plan y apenas llegó al minuto y medio y se quedó sin floro... hasta la moderadora se sorprendió...
No soy partidario de Lourdes, pero es evidente quién esta mejor preparada, quien tiene un plan mejor estructurado y quién tiene el equipo más capacitado... ¿Alguien quiere poner a Lima a manos de improvisados populistas? No gracias...