Me llama atención cuántas personas en Internet piden al candidato presidencial Julio Guzmán ir a provincias para que le conozcan (y para que él conozca la realidad in situ), que el Perú no es sólo Lima. Los pedidos y exigencias vienen de seguidores de todo el país, del norte, del centro, del sur, de costa, sierra y selva. Poblaciones tan distantes unas de otras como Piura, Arequipa, Huánuco, Iquitos, y pueblos intermedios. Lo piden con toda sinceridad, no por molestar. Y estoy seguro que todos los candidatos quisieran cumplir ese deseo pero ¿alguien ha calculado cuánto cuesta eso?
Es decir, no ir sólo a tal o cual ciudad sino a TODAS las
ciudades y pueblos del país, más de una vez, uno tras otro, no sólo él sino
también un mínimo de personas de apoyo, ir a donde poca gente lo conoce, o sea
que no necesariamente va a encontrar hospedaje ni alimentos gratuitos. ¡Es un
dineral! ¿De dónde va a salir esa plata?
Es cierto que todos quisiéramos tener al candidato en
nuestra plaza local, pero si los que piden los viajes no acompañan sus pedidos
con dinero no tengo idea cómo se puede hacer honestamente. No quieren que haya
empresarios que lo solventen, tampoco gusta que su esposa lo mantenga, no es
empresario ni vive de sus rentas, y no puede tener su chamba porque está metido
de cabeza en la campaña las 24 horas del día. ¿Qué quieren que haga, magia? (Por cierto, ¿de qué viven los candidatos presidenciales, algunos por largos años sin trabajo conocido?)
Meterse en política con éxito mediano definitivamente implica que uno será objeto de toda clase de inmundicias por parte de aquellos que quieren preservar el statu quo, o ataques de quienes fracasan y tienen celos del éxito ajeno, los expertos en ver defectos en los demás. O pescarán cualquier error o incosistencia, por pequeña o insignificante que sea, y harán que parezca inmensa y aterradora, olvidando que sus amigotes tienen de esas y peores, mucho peores.
Meterse en política con éxito mediano definitivamente implica que uno será objeto de toda clase de inmundicias por parte de aquellos que quieren preservar el statu quo, o ataques de quienes fracasan y tienen celos del éxito ajeno, los expertos en ver defectos en los demás. O pescarán cualquier error o incosistencia, por pequeña o insignificante que sea, y harán que parezca inmensa y aterradora, olvidando que sus amigotes tienen de esas y peores, mucho peores.
Me pongo en ese lugar y la verdad es que es tranca, muy
difícil hacer giras sin estirar la mano. Yo haría puro trabajo por Internet con videoclips, teleconferencias, reuniones de chat, correos
electrónicos, todo desde casa, más o menos como "Yo soy Germán", pero versión
local y menos payasa. No iría personalmente ni a Lima ni a provincias para que
nadie diga que hay preferencia. Además en la tele, radio y diarios le meten
interrupciones, ediciones, y tacles por todas partes. Rara vez un candidato
"pequeño" o emergente puede explicar calmadamente sus propuestas, si
no, que lo diga Verónica Mendoza luego del maltrato que recibió en "Cuarto
Poder" por parte de Sol Carreño, distinto cuando se trata de un grande
como AGP para quien la supuesta periodista se dio tiempo de bailecito en tiempo
pretéritos.
¡Ahora que lo pienso bien, creo que eso haré cuando
quiera ser alcalde, congresista o presidente, todo virtual, solo por Internet, y hasta algunos creerán que realmente no existo, seré el candidato-bot! Total,
¿realmente para qué me quieren ver la cara?
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