martes, 2 de abril de 2013

¿Militares a la fuerza?


.



En estos días volvemos al viejo debate sobre el Servicio Militar Obligatorio (SMO). Parece que a ciertos gobernantes la experiencia no sirve, siempre se les ocurre lo más torpe. Veamos.

En general, este servicio es visto con extrema desconfianza en Latinoamérica porque los antecedentes siempre han sido de abusos y violaciones de los derecho fundamentales de los jóvenes reclutas, que van desde mala alimentación, insultos y humillaciones, hasta masacres y asesinatos apañados por los altos mandos militares. Por ejemplo, está el caso del joven conscripto argentino Omar Carrasco, de 18 años, quien en 1994 fue asesinado por otros dos soldados por instigación de un oficial. Este escándalo de abuso desencadenó el fin del SMO en Argentina ese mismo año. Precisamente en ese país el SMO era conocido como “Colimba”, acrónimo de “Corre, limpia y barre”, lo cual muestra por sí solo cuál era el manejo regular de este servicio, tan frecuente en toda América Latina. Difícilmente salen buenas reservas de mocosos puestos a servicio gratuito doméstico de los mayores. Eso es esclavitud legal, dar todo a unos patanes con uniforme, a cambio de nada para uno ni para la patria.


Un poco de historia.

El Servicio Militar Obligatorio surgió por obra de los jacobinos franceses luego de la Revolución, debido al notorio declive de apoyo popular que experimentaron las fuerzas armadas francesas después de que el pueblo francés voluntariamente se alistara a luchar por su libertad. Para el pueblo de Francia una cosa era luchar para liberarse de la monarquía y otra muy distinta andar matando y muriendo por toda Europa. Así, los jacobinos pasaron de ser intelectuales de la revolución y liberales para convertirse en republicanos en su acepción más derechista y reaccionaria.

De esa forma los jacobinos llegaron a la conclusión antiliberal de que ser militar no era un voluntariado alegre, convicto y liberador sino una obligación legal como tributar o votar, so pretexto del servicio a la patria. De ese modo el ejército francés tuvo enorme sangre joven e idealista con la cual nutrirse para ir a la guerra contra sus vecinos europeos, ya bajo las órdenes del victorioso Napoleón Bonaparte, siempre hambriento de poder.

Si bien Bonaparte fue derrotado, el SMO fue una idea asimilada por todo el mundo, además de mantenerse en la propia Francia. Han pasado muchos años desde aquellos tiempos y vale la pena ver cuál es la situación actual del Servicio Militar Obligatorio en otros países del orbe. ¿Por qué algunos países desarrollados lo mantienen y otros no?


El retroceso mundial del Servicio Militar Obligatorio.

Recientemente en Austria, país neutral, el 20 de enero de 2013 se sometió a referendo la continuidad del SMO, con triunfo ajustado del mantenimiento de la conscripción dado que deriva en servicios sociales, en contra de la corriente general europea que propugna que los soldados deben ser profesionales muy especializados, no muchachos amateurs y obligados que finalmente no hacen labor realmente militar. En la zona Euro ya son 21 de 27 los países que han decidido abolir el SMO para dar paso a profesionales tanto voluntarios como especializados. Véase estadísticas europeas aquí.

En los Estados Unidos el Servicio Militar Obligatorio ya no existe, salvo cuando se considere que un tiempo de guerra exija más reclutas para cubrir la necesidad de dicha situación. Solo se espera que todos los jóvenes se registren en la reserva. Aun así, las organizaciones de defensa de los derechos humanos continúan luchando por que se respete la libertad de los jóvenes reclutas voluntarios a tener objeciones de conciencia a portar armas sin ser humillados por ello, o a renunciar a continuar con dicho servicio voluntario sin que se les castigue por tal decisión. En algunos estados al joven que no se ha registrado se le puede impedir conseguir empleo en oficinas estatales o hasta obtener licencia de conducir. Véase la situación  norteamericana aquí.

Recluta argentino Omar Carrasco,
su emblemático caso provocó
la abolición del SMO en Argentina.
En América Latina, como ya hemos mencionado, el SMO está en franco retroceso ante los pésimos antecedentes que nos reporta la experiencia. Además, cada vez hay menos conflictos externos que conlleven peligro real de guerra. Recientemente los conflictos fronterizos se resuelven en instancias judiciales internacionales o por la vía diplomática directa. En realidad, las actividades militares regulares se han concentrado en la lucha interna contra la delincuencia, principalmente el narcotráfico o la subversión terrorista, temas que por su naturaleza deberían atenderse con una policía altamente calificada y con servicios de inteligencia policiales eficaces.

Por donde se vea, en la gran mayoría de los casos en el mundo la necesidad de reclutar jóvenes por la fuerza para propósitos militares se ha convertido en algo anacrónico que choca con los cada vez más valorados derechos individuales a la libre determinación. Cada vez más personas encuentran en el Servicio Militar Obligatorio una forma encubierta de secuestro legal.


Algunas situaciones excepcionales.

Sin embargo, hay que reconocer que hay excepciones que pueden impedir la abolición del SMO en algunos países. Tal vez el caso más patente lo vive Corea del Sur, un país pacífico y extraordinariamente próspero que, pese a ello, tiene que destinar gran parte de sus recursos al gasto militar, así como mantener el Servicio Militar Obligatorio para varones desde el fin de la Guerra con Corea del Norte (1950-1953). Así, Corea del Sur destina el 2,6% de su PIB y el 15% del presupuesto anual a sus fuerzas armadas, un verdadero dineral.

Descontrolado líder norcoreano Kim Jong-un.
No se puede confiar en un tipo con ese peinado.
La razón la tiene su vecino norteño, Corea del Norte, país dirigido por un mocoso desquiciado militarista antioccidental, Kim Jong-un, de apenas 30 años de edad, que se ha pasado toda su gestión desde diciembre de 2011 amenazando a los sureños y sus principales protectores, los Estados Unidos de América, mientras los niños norcoreanos parecen víctimas de sequías africanas. A efectos de concretar sus amenazas, Kim Jong-un ha desarrollado una carrera  nuclear que ni siquiera Rusia o China apoyan aunque, como siempre, tratan de mantenerse de lado en este tema, solo pidiendo moderación mutua sin acciones más concretas para terminar con este vecino problemático de oriente.

Un niño mimado no debería
disponer de bombas atómicas.
Con Corea del Norte obsesionada en atacarla, Corea del Sur no se puede dar el lujo de no tener ejército, como ha sido el caso de Japón desde el fin de la II Guerra Mundial en 1945. Corea del Sur tiene el sexto número de tropas activas más grande del mundo, la segunda reserva militar más grande y el duodécimo presupuesto para la defensa más alto del mundo. Los sureños, con un promedio de 3,7 millones de personal militar entre una población total de 50 millones de personas, tienen el segundo índice de soldados per cápita más grande en el mundo, sólo después, precisamente, de Corea del Norte.

La democracia surcoreana tiene un sistema muy rígido de Servicio Militar Obligatorio de 21 meses para jóvenes varones entre 18 y 30 años de edad. No hay lugar a zafar de él, el Estado confía y se asegura de la moralidad de sus hombres. En una situación tan delicada como la descrita, se considera una deshonra para las familias surcoreanas el que alguno de sus miembros evada esta obligación. Por otra parte, aquellos que no hacen el servicio militar no pueden conseguir un empleo en el gobierno ni en organizaciones públicas.

Kim Kyu Jong, exintegrante de SS501,
hace su SMO surcoreano desde
julio 2012 por dos años.
Es tal la rigidez de este sistema que todos los famosos cantantes de K-Pop (Pop coreano) han pasado, están pasando o pasarán inevitablemente por los cuarteles. Ni la fama ni el dinero ni el apellido exoneran a un coreano de su obligación legal. Las únicas excepciones de refieren raramente a estudiantes o científicos entregados a la investigación, la cual finalmente también redunda nítidamente en la desarrollo nacional. Todos deben pasar el servicio, aun después de terminar sus carreras universitarias.

Con un estado de alerta máxima ante la posibilidad real de un ataque belicista norteño, parece penosamente inevitable que el SMO de Corea del Sur se mantenga indefinidamente. Esto no obsta para que existan objetores de conciencia surcoreanos (mayormente Testigos de Jehová). Estos objetores lo están pasando verdaderamente mal en su país, debido a que esta causal de exoneración no existe legalmente y por ello suelen ser condenados a cárcel de 18 meses, aunque eventualmente la condena puede llegar hasta los tres años. Es muy interesante el testimonio del joven objetor de conciencia no religiosa Nalmaeng o Moon Myungjin, el cual pueden encontrar aquí y aquí.


La sinrazón.

En resumen, esta decisión del gobierno peruano de obligar a algunos jóvenes al Servicio Militar si no se cubren las vacantes voluntarias resulta claramente torpe y revela la incapacidad del gobierno de hacer de la carrera militar una opción atractiva y viable, por lo cual casi ningún joven en su sano juicio optará por hacerse militar, ni temporal ni permanentemente. Con este Servicio Obligatorio no se atiende justificadamente una inminente situación bélica como Corea del Sur, más bien, se pretende encubrir una ineptitud galopante.


Basta de Payasadas.

La ineptitud no sorprende de un gobierno latinoamericano: Atacar síntomas antes que causas subyacentes. En el gobierno peruano actual (como en anteriores) no parece haber la elemental capacidad de sentarse con franqueza a preguntarse: ¿Por qué casi nadie hace Servicio Militar voluntariamente, ni siquiera por un par de años? Cuando los dirigentes militares y gobernantes peruanos entiendan lo torpes que han sido, tal vez podamos tratar el tema con más sensatez y menos abuso. En el colmo de la atropello y la desvergüenza, el gobierno también decretó que quien no desee realizar el SMO se libere de él pagando S/. 1,850.00 (unos US$ 725.00), con lo cual esto tiene todas las características de un secuestro: Si quieres devuelto a tu hijo debes pagar a quien se lo llevó. Por supuesto, la evidente consecuencia adicional de esto es que los más pobres serán los únicos que harán el indeseado SMO.


Este es un trabajo solo para profesionales,
nunca advenedizos ni aficionados obligados.
Queda claro que la vida militar solo debería ser asumida voluntariamente por cada individuo, llevado por una auténtica vocación y por una legítima expectativa de desarrollarse económicamente. Por otra parte, quienes no les gusta o no les interesa la vida militar no deberían ser obligados a ella porque lo que se hace a la fuerza se hace mal. Por fin los políticos y militares deben entender que otras profesiones, artes y deportes también honran y sirven al país.

Los soldados y policías que tiene un Estado, contrario a la actualidad, deben ser profesionales de altísima y extensa capacitación, un equipamiento de última generación y con remuneraciones muy atractivas que reflejen el riesgo potencial de ofrendar la propia vida, es decir, priorizar la calidad más bien que la cantidad. Si el Estado necesita llenar vacantes militares bien puede hacer lo mismo que otras carreras: Persuadir y atraer desarrollando los aspectos antes mencionados, publicitándolos por los medios de comunicación y en escuelas, de modo que los estudiantes añadan la carrera militar al abanico de oportunidades para su futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Cuéntanos lo que piensas!