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Cierta vez, cuando
era púber, iba con mi viejo en su Volkswagen del 68 y una chica cruzó delante
de nosotros. Parece que era simpática porque, como nunca, mi padre se puso a
opinar de chicas y, entre otras cosas, me contaba algunas cosas de sus amigos.
Lo que me llamó la atención y recuerdo muy bien es que se refirió a los gustos
de un amigo suyo así: “A él le gustan las servilletas”.
La verdad es que no
entendía a que venía esa mención, no entendí la jerga. Por supuesto que no
hablaba literalmente; mi padre, de un plumazo había ninguneado tanto a su amigo
como a su tipo de mujer. “Servilletas” son las sirvientas, empleadas
domésticas. La chola, pues. Así, la chola, como se decía antes. O no sé si aún
se dice así en otros círculos. Malos gustos del amigo, y qué feas son las
cholas.
De la Cato a San
Marcos, más cerca de lo que parecen.
Años después
estudié dos carreras universitarias, primero en la Universidad Católica y luego
en San Marcos. En la Católica estuve en la Facultad de Arte, probablemente
donde estaban las chicas más lindas de la Cato junto con Derecho. Pero yo era
un chiquillo, me gustaba Inés Pflucker -como a todos- pero no sabía qué hacer
con eso. La carne se la comen los leones más grandes, dicen por ahí.
Nunca tuve enamorada ni allí ni en ningún lugar por aquellos tiempos, mi
versión ochentera de “The Big Bang Theory”. Bazzinga!
En San Marcos el
panorama era muy distinto. Las chicas de San Marcos no destacan por su belleza
física. Un amigo me dijo cuando se enteró de esta nueva aventura
académica mía: “Ahora las ves horribles a todas, en segundo año encontrarás a
alguna que otra bonita y más en tercero y finalmente en quinto año verás que
hay hembras buenazas” Se reía, “El contexto, el hambre y el tiempo hacen que
uno coma lo que hay.” Caramba, un Yoda.
Han de saber que
cuando uno habla de belleza física comparada, así como hizo este amigo mío,
necesariamente eso tiene una connotación racista. Las chicas de la Católica son
de corte más occidental y hay más castañas claras, rubias, ojiclaras y vestidas
con ropa fina. Y apellidos altisonantes. San Marcos, en contraste, es el
verdadero Perú, ese que algunos ven aburrido y soso, sin gracia ni ventaja.
Sin embargo, el
problema no son las chicas de la Cato ni de San Marcos, ellas son como son. El
problema, como siempre, es de percepciones. Nuestros prejuicios y nuestros
complejos. Es muy diferente apellidarse Pflucker que Túpac Yupanqui. Ustedes
saben de qué hablo, no se hagan. El problema no es del apellido ni de sus
portadores sino de los complejos de los demás.
Viendo sin ver.
En esto me acuerdo
de un recientísimo artículo de mi brillante amigo Wilfredo Ardito, “Los seres
invisibles”. Haber estado primero en el Champagnat e inmediatamente en la
Católica me privó de tener mayor contacto con gente de extracto popular, pese a
vivir en la Unidad Vecinal de Mirones, un barrio popular del Cercado de Lima y
pese a andar siempre en transporte público para ir a casi cualquier parte. Uno
ve donde quiere ver, o ve donde le han enseñado a ver. Veía a la gente del
colegio y de la universidad, pero no veía a mi propio barrio ni a la gente del
micro.
Sin embargo, tanto
el Champagnat como La Católica, no son lugares chic ni elitistas. Por el
contrario, tienen una visión crítica y abierta a la sociedad. En el colegio
siempre se debatía sobre cosas que pasaban afuera, de la inflación, del
racismo, de política, etc., y los profesores muchas veces inculcaban que
fuéramos personas comprometidas con nuestro entorno.
Por su parte, la
Universidad Católica ha sido tachada de “caviar” por la derecha más reaccionaria,
que ve con feliz agrado a universidades como la del Pacífico, la de Lima, la
Richi o, más recientemente, la UPC, universidades que destacan más por sus
carreras de economía, administración, etc., es decir, promover el modelo
económico capitalista sin media palabra relacionada a los derechos civiles,
como si eso no fuera parte del progreso también. Y de la libertad.
Pero en el día a
día, hay una evidente diferencia física, racial, entre la Católica y San
Marcos: Sus estudiantes son físicamente distintos (como ya mencioné más arriba)
aunque ética y hasta económica y políticamente son mucho más parecidos de lo
que ellos mismo creen o se dan cuenta. Cómo me alegra este parecido.
En efecto, el
chiste racista de mi amigo tenía algo de cierto pero se equivocaba, creo yo, en
algo que acabo de mencionar: En general, las chicas de la Católica no son cabeza
hueca como las de otras universidades privadas, y las de San Marcos tiene una
calidad de diálogo que está lejos de ser de gente ignorante, torpe o
extremista.
Por otra parte, no
es verdad que las cholas sean feas. No es cierto que el cabello rubio sea más
bello que el oscuro. Para comenzar, prefiero llamarlas mestizas porque eso son.
Son una mezcla feliz de culturas andinas o nativas con la cultura occidental
tercermundista de Lima. Gente que es capaz de ver el mundo sin olvidarse de su
origen. Aun físicamente las mestizas son bellas también, no estoy
hablando solo de cuestiones internas, filosóficas o intelectuales.
Ahora que soy
profesor en Idat, confirmo que para ser bello no hay por qué se blanco ni tener
rasgos de tal raza. Compruebo una y otra vez lo bellas que son muchas chicas
mestizas o morenas, e igualmente puedo decirlo de los varones. Creer que
hay que ser blanco (o tener rasgos de blanco) para ser bello es una verdadera
estupidez que nos han venido sembrando durante siglos.
El Racismo como
doctrina.
Hay quienes, sin
embargo, pretenden sentirse ajenos a este tema. Algunos periodistas se
esfuerzan por negar que la televisión y los medios nos educan desde muy
pequeños. Nadie puede negar que la publicidad por estos medios tienen una
enorme capacidad de persuasión. Y persuaden con racismo. Me molestó
mucho cuando un profesor publicista en Idat me dijo, como siempre dicen los
publicistas, que ellos solo hablan el idioma de la gente, que si la gente es
racista entonces la publicidad solo refleja eso. Eso de sacarse el bulto
ético de encima es, precisamente, parte de la habilidad publicitaria. En realidad, ese argumento evasivo ya se ha
oído muchas veces.
¿Cuál es la
posición o el aporte de la publicidad para contrarrestar el racismo? ¿Los
publicistas perpetúan estas lacras sociales en sus productos? ¿Sí o no?
Se retorcía de dolor para salirse de preguntas tan incómodas. ¿Poner gente
blanca o de rasgos occidentales es un tip publicitario? ¿Sí o no?
Veamos algunos
ejemplos:
¿Nos imaginamos
gente claramente mestiza o morena, vestida con traje común, comprando leche
Gloria? En la calle sí, en la tele nunca.
¿Nos imaginamos
gente claramente mestiza o morena, vestida con traje común, comprando en
Ripley? En la calle sí, en la tele nunca.
¿Nos imaginamos
gente claramente mestiza o morena, vestida con traje común, comprando un auto o
un departamento? En la calle sí, en la tele nunca.
¿Por qué la
publicidad establece estas diferencias? ¿Por qué insiste en perpetuar modelos
racistas o discriminatorios en sus mensajes? ¿Por qué insiste en hacerse ajeno
a este asunto? Me resulta claramente cobarde escudarse en el racismo de la
población para no responder por estas cosas ni cambiarlas. Es cobarde porque
finalmente enreda el asunto convirtiéndolo en una referencia circular: La
publicidad es racista porque la población lo es, pero la población es racista
en gran parte por influencia de los medios y de la publicidad en ellos.
Queremos romper ese círculo vicioso pero muchos publicistas no lo permiten, no
lo quieren permitir.
Beyoncé, por ejemplo,
acaba de ser considerada la mujer más bella del mundo según “People”. Negra,
bella, talentosa y exitosa, me encanta. Y el año pasado fue Jennifer López.
¿Ven? Cuando quieran, les presento morenas y mestizas muy lindas, nada que
envidiar a las demás. Para ustedes también hay, chicas.
Es la pesadez de
tener que ponerse a pensar en nuevas fórmulas creativas que no recurran a
blancos, a cuerpazos, a culos a aire, al acento capitalino, a gente “perfecta y
bella” según su propia necedad.
Los invisibles.
Sin embargo, es muy
fácil señalar a otros, acusar a los publicistas. Pero lo difícil es vernos a
nosotros mismos. Como bien dice Wilfredo, hay personas a las que ignoramos y
ellas tienden a permanecer así para no ser humilladas por nuestra prepotencia.
Vigilantes,
trabajadores del hogar, tricicleros, mecánicos, placeras, vendedores ambulantes,
etc. ¿No es bueno ser amigo de todos en toda circunstancia? Estas personas, como
nosotros, compran leche Gloria, compran en Ripley y tienen dónde vivir. Si son
como nosotros, ¿cómo es que no nos atrevemos a mostrarlos?
Finalmente, les invito a ver este video. Aunque no estoy de acuerdo en todo lo que se interpreta allí, considero que es positivo que este tema se exponga y mejoremos nuestra percepción de las cosas:
Muy bueno y entretenido, Ronald... la belleza o fealdad son humanas y no raciales y son, sobre todo, visiones particulares, restrigidas al individuo que mira y observa.
ResponderEliminarSip, para nosotras también hay... a mí déjame a Brunito Mars ;)
ResponderEliminarPues provecho y servido, Marielita. =)
Eliminarhola Ronald,
ResponderEliminarinteresante comentario del racismo...
y pienso que tambien algunas preguntas deberiamos de realizar a nuestra legislacion peruana... Siendo un pais multicultural (o mejor dicho multiracial)...
Existe alguna quota donde se obligue a los medios de comunicacion (que al producir programas nacionales) promuevan nuestras diversidad racial de acuerdo a representatividad de la poblacion del pais?
Lamentablemente, existe racismo.. pero no solo va de la gente blanca a la gente de color/indigena.. la misma gente indigena lo permite y perpetua. Ejemplos hay por monton.
Como educar a la poblacion que no existe superioridad de raza??? que hacemos nosotros y el gobierno para que esto suceda??
Por otro lado, lamentablemente no pienso que el Peru es el pais mas racista (como lo entiendo en el video) mi experiencia en Mexico me permitio ver que existe un racismo mucho mas directo alla (existe mucho tipos de racismo). Y bueno bastante inundados tambien estamos de television mexicana. Donde viene la otra pregunta:
Existe alguna quota del numero de programas exportados permitido en la television peruana?
Probablemente si fomentamos mas la produccion televisiva nacional y a la vez aplicamos regulaciones en la television.. (por que no solo es en la publidad) .. seria un comienzo para reducir las percepciones de diferencias raciales.
Una sugerencia..
siempre un placer leers tus articulos
Recuerdo mencionar eso en Televisa (donde el esterotypo de lo que promueven es bien claro) .. mencione que me sorprende ver que se quejen tanto de la discriminacion de mexicanos en los EE.UU cuando existe major discriminacion de Mexicanos en Mexico (casi y me aplican la 33)..
Efectivamente, muchas veces se ha mencionado la paradoja de cholearnos entre nosotros mismos. Mexicanos, peruanos y latinos en general. Espero tratar esa situación pronto, es muy interesante.
EliminarPero por lo pronto, puedo decir que esa paradoja no puede ser vista como un racismo "peor" necesariamente. Me refiero a que si decimos que un cholo "no tiene derecho" a discriminar a otro cholo, entonces podríamos estar aceptando que los blancos sí tienen derecho a hacerlo.
No importa de dónde venga el racismo, debemos repudiarlo por igual.
Muy Bueno su BLog profe me quede con inquietud de leer mas pero el tiempo es oro!!! .. Espero tener mas tiempo para leer otros por ai!!! ;) i a mi m encanta mi color :P :P juju ..rocio
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