jueves, 17 de noviembre de 2011

Para cada Adán hay una Eva (II)


.

Cito a un gran amigo, un hermano cuando tuve problemas con Ruth, Gonzalo Calmet: “Las mujeres perdonan pero no olvidan”. Yo había decidido contarle algunas cosas a mi esposa.

Años después, ahorita nomás, otro amigo treintón, Wagner, estando a dos meses de casarse ha tenido el patético desliz de dejar su notebook con los accesos abiertos y su novia entró a su cuenta de Facebook. ¡Ay! El buen Wagner tenía algunos diálogos, diríamos, confianzudos y prometedores, con una jovencita entusiasta con cierto kilometraje.  Ha prometido a la chica (vía Facebook) tirársela apenas pueda, es decir, antes de que su novia vuelva de viaje. No, el problema, como les decía, no es ése, el problema es que su novia ha leído su furtiva promesa. Y faltan menos de dos meses para el matrimonio.

Cuando me contó yo pensé -cuándo no, como detractor del matrimonio- que la ocurrencia de este desliz tal vez sea prueba nítida de que aún no está preparado para el matrimonio aunque, efectivamente, ama a su novia. Es que el amor es así, como canción barata.
Haciendo click... ¿así?
Wagner le ha llorado a su novia (también como en canción barata) para que no lo eche porque, efectivamente, lo estaba dejando sin boda y sin casa. Me hizo acordar a mí, pobre huevón.  Lo que un llorón no se pregunta en un trance así es si ese llanto es realmente producto del potencial desafecto, o puede haber sido puro roche, puro temor ante la vergüenza pública, o hasta impotencia de convertirse en un  fracasado inapelable.

Gracias a la mediación de su futuro suegro, quien también es hombre de carne, hueso y recorrido, la nena retrocedió y accedió retomar los asuntos. Me hizo acordar a mí, pobre huevón.

Si no campeonas no existes: Nadie se acuerda del perdedor.

Luego de los hechos establecidos, del pedido y de la aceptación del perdón, es inevitable que se pierde la horizontalidad de la relación.  El infractor que ha pedido perdón sinceramente se ha colocado en una posición subordinada ante su pareja, y ésta inevitablemente se coloca en una posición de superioridad moral que se convierte -en la práctica- en jefatura.  Este proceso puede ser inconsciente pero es real, ¿verdad doctora?  Volver a una relación horizontal tomará mucho tiempo (y algo de suerte, como felizmente me pasó a mí) y ante una situación de crisis existen grandes posibilidades de que se invoque el desliz inicial aun cuando las nuevas discusiones no tengan nada que ver con ello. Mujeres pues. Si para las nupcias de Wagner faltan dos meses entonces DE NINGUNA MANERA lograrán volver a esa situación para dicha fecha, ¿verdad doctora?  Eso es diferente a mí porque yo ya tenía más de diez años de casado y con un hijo bastante grande, no sé si me explico, pero esas dos cosas cambian mucho la presión.

Pero volviendo al novio recientemente sojuzgado, me pregunto: ¿Son la humillación y la sumisión perpetuas el precio que debe pagarse por el error cometido?

¿Es la desconfianza y el rencor una carga que debe asumir la futura esposa?

El amor no es de oro, es de plata.

Persistir con la fecha del matrimonio no solo no permite sanar la situación sino que impide que ella se resuelva. ¿Por qué? Porque entonces las motivaciones siempre quedarán en entredicho: ¿Qué estamos salvando, nuestra relación afectiva, o nuestro contrato matrimonial, o nuestro prestigio social? ¿O todas esas cosas? ¿Acaso salvar todo eso no complica los asuntos en vez de simplificarlos o fortalecerlos?

La verdad me la dijo el infortunado: “Persisto en la fecha porque me he gastado un cojón y medio en la ceremonia, la fiesta, el departamento y un montón de mamadas más que no pienso gastarme otra vez ni tirar a la ventana solo para hacerme el íntegro.”
 
 
Ah, la plata. Ahora sí, me hizo acordar a mí, pobre huevón. Poderoso caballero, y nosotros ni con Viagra le ganamos. Aunque, insisto, Wagner ama a su novia también. Que conste en actas que el amor sí existe.

Pero volviendo a lo ideal, pese a toda la plata del mundo, es muy recomendable que se posponga la fecha del matrimonio, no para evaluar la relación, sino para retomar la confianza mutua y la horizontalidad.  Esto puede tomar, cuando menos, un año adicional. Total, no hay niños de por medio, como en mi caso.

El futuro no existe pero se ve a lo lejos.

Como lo ideal nunca ocurre, Wagner igual se va a casar en un par de meses. Créeme, hermanito, vas a llegar al altar disminuido, empequeñecido, humillado, casi como si fueras el lustrabotas de tu novia. Me ha pasado, lo escribo con lágrimas en los ojos.  ¿Crees que ella te besará ante todos con el mismo gusto y placer que si no hubiera ocurrido todo esto? ¿Crees que tendrás la admiración y el respeto de ella y su familia de la misma forma que si no hubiera ocurrido nada? ¿Crees que ahora mismo querrá tener sexo contigo?  Yo como mujer no tendría sexo contigo, amigo, tú me entiendes. ¿Cuánto tiempo pasará para que tengan sexo como antes? Muy difícilmente ocurrirá antes de dos meses. Esto no lo puedes permitir por tu bien y por el de ella.  Esto puede provocar que tu desliz no sea un daño temporal sino irreparable.

Lo que digo probablemente suena soberbio para haber sido casi-casi infiel, lo admito.  Wagner dice que nunca tocó a esa chica, que sólo fue picardía virtual. Yo le creo. Pero no se trata de ser soberbio exigiendo olvido. Se trata de que permitir que el tiempo haga su trabajo para llegar al matrimonio tal como se debe llegar: Con amor, confianza y respeto mutuos, consolidados y demostrados (para sí mismo y para los demás) a través del tiempo, lo cual justifica de forma natural las nupcias.

Miren, las dudas no las podemos enterrar eternamente.  Hace muchos años mi ex amigo Humberto Zavala me preguntó atribulado tres días antes de casarse: “Ronald, ¿crees que hago bien en casarme con Norma?” O sea, sus dudas no eran respecto al matrimonio sino a la novia, al menos eso me pareció, y es que mi futura cuñada, Judith, lo tenía bastante inquieto. Todos testigos de Jehová. La verdad es que en esos tiempos yo no tenía tantos cojones, así que me quedé helado, no supe qué responder y con eso le ayudé a seguirle la corriente a la inercia como buen cristiano, porque en todas partes se cuecen habas y apenas faltaban tres insignificantes días para reventarse la vida. Pero esa ya es otra historia, y además muy vieja.

En fin, Wagner, de algo hay que morirse. ¿Ves? Sin querer he escrito la segunda parte de “Para cada Adán hay una Eva” y le he tenido que poner ese tìtulo. Lo que uno hace por los amigos…
.

Referencia para recordar:

2 comentarios:

  1. maldito facebookkkk

    George

    ResponderEliminar
  2. Siempre e pensado que el hombre por naturaleza es infiel, pero jamas pense perdonar una infidelidad (osea jamas hare lo k mamá hizo : perdonar )y termine perdonando tres veces a la misma persona!!!, la ultima por fregarlo y tratarlo de lo peor lo logre pero igual me daño por que no era feliz , cuando uno perdona y dice borron y cuenta nueva no existe!!! por que es verdad eso que dicen la mujer perdona pero no olvida y basta que llegue 10 minutos tarde para estar pensado mm por que demora seguro otra vezz!! y empieza too el circulo vicioso otra vez!!!! de peleas de recordar de fregar!! .. y de malograr lo construido!!! y si estan casados peor aun !! como me voy a separar !! y esas preguntas !! que siempre se hacen por eso no me caso!!!! ..... Y Siemplemte un poquito mas fuerte si pasa otra vez saber o intentar saber que hacer!! mmm el tema de la infidelidad es un tema muy extenso!!! :P tendria que hablar mas de eso !!!! :) por que como el hombre tambien hay mujeres infieles!!

    ResponderEliminar

¡Cuéntanos lo que piensas!