sábado, 23 de abril de 2011

Los Seguros Golpistas, o la Segunda Vuelta Peruana.

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Han pasado dos semanas desde la primera vuelta, tiempo suficiente para haber visto, escuchado y leído las opiniones y decisiones de muchísima gente, unos votarán por Humala, otros por Keiko y los demás lo harán en blanco o viciado.

Sobre cada una de estas alternativas se puede hacer sumas y restas para decidir qué decisión tomar. En general creo que por ahora podemos tener las siguientes certezas:

Ollanta Humala:

Militar. Si bien ha seguido algunos estudios de Ciencias Políticas en la PUCP, no tiene estudios referidos a Ingeniería, Administración o Gerencia privada o pública, ni ha ejercido gerencia alguna en, por ejemplo, un pequeño negocio personal. Tampoco ha trabajado para alguna empresa privada. En otras palabras, no sabe producir dinero.

Su experiencia laboral es exclusivamente militar, es decir, este soldado probablemente sea una autoridad en desarrollar tácticas de guerra pero no hay pruebas de que sepa hacer otra cosa en términos exclusivamente profesionales. Es decir que queda demostrado que, como mínimo, sabe organizar un cuartel o vigilar una casa.

Cuando ocurrió el autogolpe de Fujimori en abril de 1992 Humala estaba a menos de dos meses de cumplir 30 años de edad y ya tenía 10 años de haber ingresado a la Escuela Militar de Chorrillos. A esa edad plenamente adulta y criteriosa -y confiando nosotros en que él siempre fue un demócrata- Humala decidió seguir sirviendo a la institución en la que se basó la fuerza de dicho golpe de Estado, golpe que, según él, siempre ha condenado. Algo no cuadra.

Se hizo famoso el 1 de octubre de 2000 cuando se levantó contra el ya moribundo régimen fujimorista al mismo tiempo en que Vladimiro Montesinos fugaba de la policía en el velero “Karisma” ¡hacia Venezuela! Hay que recordar que ya desde el 14 de septiembre de ese año, es decir, 17 días antes, ya Fujimori se caía a pedazos de la presidencia cuando se publicó el video Kouri-Montesinos y ya planeaba su escape a Japón, no sin antes tratar infructuosamente de silenciar a su principal cómplice. Por supuesto, que Montesinos fugara del país hacia el norte en el mismo preciso momento en que Humala distraía a Fujimori desde Locumba en el sur tal vez sea mera coincidencia, no lo sé.

Años después, en 2005, apoyó inicialmente a su hermano Antauro en su levantamiento en armas en Adahuaylas con la intención de derrocar al presidente legalmente elegido, Alejandro Toledo, según entrevista que yo también escuché por la radio noticiosa RPP. Luego se retractó de dicho apoyo precisamente cuando la matanza de policías puso a todo el país en contra de esa ilegal insurrección. Hasta hoy, Antauro asegura que esa acción fue coordinada con Ollanta, pero la Justicia no lo ha incriminado. Cosas de familia, tal vez.

Hugo Chávez:
Ojalá su influencia en Ollanta fuera
una divertida ficción de Disney.
En 2006 postuló a la presidencia como delfín (o, más bien, pequeño tiburón) de Hugo Chávez quien, todo parece indicarlo, no sé, lo financió entonces (y desde entonces). Tal apoyo, contrario a sus cálculos iniciales, le trajo resta de votos más bien que suma, por lo cual (de modo similarmente oportuno que con Antauro y el Andahuaylazo) renegó de tal inicial relación ideológica, aunque mantuvo las intenciones socialistas radicales.

Durante todo el gobierno de AGP (como durante el de Alejandro Toledo) mantuvo una postura opositora radical hasta el extremo de insultarlo públicamente al llamarlo “cabrón” en un mitin en Cusco, cosa que ratificó después y agregó “cobarde”, lo cual ha ocurrido hace apenas un año y medio, en septiembre de 2009. Todo un estadista.

A la vez, sin embargo, fue ciertamente benevolente e indulgente con su congresista Nancy Obregón, quien se estrenó a golpes en el Congreso y luego disimuló torpemente su relación con su (¿ex?) marido narco.

Históricamente, Ollanta Humala ha tenido frases ambiguas con los terroristas. Con una lentitud geriátrica, no encontraba las palabras terrorista, delincuente, criminal o sanguinario para describir a Abimael Guzmán, Néstor Cerpa Cartolini, Tirofijo, el Mono Jojoy o a sus organizaciones. Ahora sí ya las encontró, al menos para el primero. Qué bueno.

Siguiendo la lógica de diez años de historia pública, Ollanta Humala se presenta a estas elecciones 2011 con un plan de gobierno nítidamente socialista y de clara intervención estatal, con una visión de país frontalmente anticapitalista y antioccidental, como bien pueden constatar quienes se tomen la pequeña paja de leer 198 páginas para saber por quién votar.

Este plan de gobierno fue presentado en diciembre de 2010, o sea, tres meses antes de la primera vuelta, pero apenas desde enero 2011 viene siendo morigerado, disimulado, negado y/o maquillado por todos sus seguidores y eventualmente por él mismo. Sin embargo, para darle mayor colorido a su posición a punta de tacking, Ollanta Humala mismo ha insistido en que ese Plan sigue adelante sin cambios y que solo será “aclarado y consensuado” en algunos puntos. Omar Chehade, su candidato a vicepresidente, ha llegado a la eufemística descripción de decir que cualquier reajuste, aclaración o cambio se hará vía “fe de erratas”. Qué ingenioso mi amigo.

Esto, en realidad, es parte del efecto de las recomendaciones brasileñas de último minuto para ponerse una máscara civilizada de demócrata encima del rostro socialista y militarizante que Humala lleva en su ADN. Sin embargo, es necesario recordar que un civil se puede militarizar, pero un militar no se puede civilizar.

No sólo ya no usa camisetas rojas ni se pegotea a Chávez. Ahora usa polo blanco cuando trota como en cuartel mientras repite arengas de memoria, o la misma camisa celeste cuando intenta convencer a los incautos de que ya no es intervencionista estatal, es decir, cuando está en oportuna labor de lograr votos limeños. Eso sí, tan prefabricada imagen debería incluir distintas camisas porque esa celeste ya debe apestar a grajo y a sobaco de cachaco acuartelado. Variedad y creatividad no es mucho pedir, creo yo.

Uy, me equivoqué de foto...
era de Humala y Cipriani

Donde dejó turulato a todo el país fue al visitar a Juan Luis Cipriani, máxima autoridad eclesiástica católica peruana, máximo socio farisaico de Fujimori en los 90 e infalible pontífice en temas relacionados a derechos humanos. De él, sí, de él, recibió un rosario que convirtió a Ollanta Humala en el más humilde de sus acólitos. Ni los evangélicos logran una conversión de sanguinario autócrata a falso profeta así, en cinco minutos. No sé.

Hoy hay quienes insisten en que con Ollanta Humala hay incertidumbre. Me pregunto qué cosa no saben, de qué cosa no están seguros, vista esta breve pero cabal reseña de su trayectoria política, militar y profesional (esta última, inexistente). Porque hay que tener en cuenta que a Humala se le conoce públicamente desde hace más de diez, sí, diez largos años, no desde este último verano. Ollanta tiene una trayectoria y una coherencia que datan de más de una década de vida pública. ¿Cuál es la duda? ¿En tres meses puede decirse que surgieron dudas sobre él?


Keiko Fujimori:

Si bien era una mocosa adolescente durante el primer gobierno de su padre, y fue primera dama en el segundo gobierno simplemente como figura decorativa no política, hay que hacer algunas precisiones. Empecemos por lo buenito para ella.

Según parece, no solo por sus propias versiones y de sus amigotes, sino por más confiables confirmaciones como las de Gustavo Gorriti y Jaime Bayly, entre otros, Keiko se opuso a la cercanía de Montesinos a su padre, a esa influencia que ella ya percibía como perniciosa. También se opuso a la re-reelección en 2000. Claro, mocosa como era, nadie entre la vieja guardia fujimorista le hizo caso. Ya, ya, anda límpiale el poto a Kenyi.

Más bien, habría que reprocharle no tener la suficiente sangre rebelde adolescente para que dicha oposición fuera más pública y efectiva, más nítida y menos diplomática. Algo así como Alma Fernández, la hija rebelde de Fidel Castro, exiliada. En tal caso Keiko sería una incuestionable heroína latinoamericana. Ya sé, es mucho pedir.

¿El mejor Presidente
de la Historia del Perú?
Ni en sueños.
Si bien Keiko mantuvo cierta distancia del gobierno de su padre durante esta campaña 2011, al final ella se acercó tanto que resulta difícil sostener la tesis de ser opositora o siquiera crítica a él. Se incluyó en dicho gobierno durante el debate final de la primera vuelta y, peor aún, en su último mitin se atrevió a decir que Alberto Fujimori fue el mejor presidente de la historia del Perú. Tal vez, para ella, la historia de nuestro país empezó cuando cumplió 18. Y ni así. Esa bendición la convierte en pro-golpista como mínimo, en mi opinión. Y ojo que es el Golpe de Estado con todo lo que vino como consecuencia de ese delito. Decir que alguien que fue limpiamente extraditado, enjuiciado y condenado por violar la ley a través de un Golpe de Estado, por ladrón y por apañador de asesinos consumados es el Mejor Presidente de la Historia de un país es, cuando menos, insultante. Está bien que Keiko ame a su papito y que no se le pueda culpar de los delitos de su padre, pero no por eso podemos ver con indiferencia tanta alabanza.

Por otra parte, desde un punto de vista estrictamente profesional, Keiko no es militar (lo cual, por sí solo, pone a cualquier civil en un nivel superior a Humala) y su formación académica ha sido de primera, primero el cole en Recoleta y luego en Nueva York y Boston, EEUU. Sin embargo, su experiencia profesional es nula. Pese a haber estudiado Administración de Negocios, no se conoce que al menos haya manejado un carrito sanguchero, mínimo retorno de tan caros estudios. Nos ha costado, hijita, nos ha costado. Consecuentemente, su nivel es el de una practicante, sólo que ninguna empresa seria contrata practicantes sin experiencia de 35 años de edad, menos la nombra Gerente de lo que sea, y ni drogado alguien la nombra para gerenciar un país entero. O sea, sólo le lleva la ventaja a Humala en que al menos estudió. Lo malo es que nunca ejerció. En esto último, van parejitos.

Su último trabajo no profesional, el de congresista, no tiene nada qué mostrar individualmente. En CNN tuvo que mentir descaradamente al atribuirse el mérito de las exoneraciones de impuestos a los espectáculos públicos que, como todos sabemos, es mérito principal de Lucianita León (ay). Tal vez Keiko cree que aquí la gente solo ve E! Entertainment o Cartoon Network. Ni me quiero imaginar lo que será con su hermanito.

Tal vez algo en lo cual saca clara ventaja a su rival es en el tema económico. Allí ella defiende el moderno modelo capitalista que impera en nuestro país desde hace veinte años y que en general viene dando -más lenta y torpemente de lo que queremos- resultados efectivos en todo el país. Evidentemente ella no pretende cambiar esa base ni la Constitución porque precisamente el fujimorismo los instaló, aunque con la venia electoral del país, aun hasta hoy.

Ya que menciono esto, debo aclarar a los antifujimoristas, quienes dicen que valorar el tema económico es lo mismo que ser indignos, cómplices morales de delincuentes, miedosos o brutos, que no hay nada que humille más a un ser humano que vivir materialmente como vivimos hasta los 80. Dicho esto, por supuesto, sin escamotear el valor de la libertad y la legalidad. Recomiendo a los vehementes activistas del antifujimorismo que averigüen de qué se trata la teoría de la Pirámide de Necesidades de Abraham Maslow, tema bien leído por quienes estudiamos carreras afines de Administración, de cachimbos. La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo una vez se han satisfecho necesidades inferiores en la pirámide. ¿Y cuál el nivel inferior, el primero que debe ser satisfecho? Adivinen: Las necesidades fisiológicas, es decir, alimentación, agua, aire, etc. ¿Les suena? Sé que esto nos dará una mejor idea de por qué en nuestro país se razona como se razona, sin necesidad de insultos. Lamentablemente, hasta hace veinte años Perú con las justas trataba de satisfacer la base de esa pirámide. Eso está en el estómago y en la memoria colectiva de Perú, que no está politizado, que no tiene treinta y tantos años de edad o menos, sino que son principalmente quienes recuerdan por sí mismos en suelo peruano, como mínimo, el gobierno de Velasco en adelante y sus catastróficas consecuencias hasta que apareció Fujimori. Vivir y recordar todo eso no vuelve indigno ni cobarde a nadie. Se llama panorama histórico, sin que eso signifique ser fujimorista o indigno por asomo.

Por último, el entorno de Keiko debe ser tomado en cuenta. Su entorno más cercano parece algo positivo, dentro de lo que se puede. Recordemos que tanto Jaime Yoshiyama como Santiago Fujimori se retiraron cuando vieron que su presidente no les daba bola sino que insistía en sus arrumacos con Montesinos. Se fueron calladitos, pero se fueron. Hubiera sido deseable, exigible, que denuncien en ese momento, pero bueno, ya parece demasiado pedir a los fans de Alberto Fujimori. Al menos ahora parecen decididos a mantenerse en el ala más conservadora y alejada de esos extremismos. Además muchos de los congresistas fujimoristas elegidos son nuevos en esa corriente y suelen deslindarse con relativa claridad y ni siquiera conocen personalmente al delincuente, pese a tener oportunidad de hacerlo.

Pero (siempre hay un pero) los fujimoristas radicales siguen activos en su partido y algunos estarán presentes en el Congreso. Martha Chávez probablemente sea el peor de los casos. Es verdad que Leonor La Rosa resultó ser una farsante, y que efectivamente sacaron mal a Chávez del Parlamento (con posterior absolución del PJ), pero eso no le da derecho a decir cuanta estupidez defeque. No tiene remedio.

Martha Chávez:
Disculpas por existir.
Martha Chávez no sólo cree que no debe disculpa alguna a los padres de los asesinados alumnos de La Cantuta sino que tiene la osadía de responsabilizarlos de haber criado hijos como presas fáciles para el terrorismo. O sea que esos padres pasan de ser víctimas a ser responsables, así de fácil. Además amenaza a César San Martín (presidente del PJ y juez que condenó a Alberto Fujimori) al decirle que “tendrá que responder por varias cosas en su momento”. ¿Cuál es ese momento y ante quién tendrá que responder? ¿Cuando gobierne Keiko y precisamente ante Martha Chávez? Esta persona necesita que le pasen el huevo, o que se lo metan, pero que sea de avestruz. Con esta gente no hay forma de persuadir a quien sea de votar por Keiko.

Por último, estoy completamente seguro de que, tarde o temprano, Keiko indultará a su papá, sin esperar a que esté moribundo ni nada de eso. Eso jamás hay que olvidarlo si se vota por ella, estamos avisados. Ella evade como torero este asunto al decir que él no necesitará ese beneficio porque el Tribunal Constitucional resolverá a su favor. Pero eso no contesta la pregunta de fondo: Si todas las instancias le niegan la libertad, ¿ella se la dará? Tanto toreo significa que sí, lo hará. Ya no se necesita más respuesta, aun si ahora dijera que no, sería imposible de creer, tal como nadie le debería creer a Humala cuando dice que gobernará como Lula y no como Hugo Chávez.
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Aunque tal vez no parezca, no me voy a quedar solo en esta breve reseña comentada de la trayectoria de estos dos individuos para decidir el voto. Esta reseña simplemente trata de establecer la seguridad que podemos tener de ambos.
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Con este post quiero que dejemos de poner pretextos o de silbar mirando el techo, especialmente de aquellos que se apoyan en la creativa frase de Levitsky, “Se puede tener dudas de Humala, pero de Keiko tenemos pruebas”, lo que presume que hay alguna duda sobre Humala. Imposible. Humala ha llegado al ridículo de apoyarse en esta frase, aun cuando significa que él mismo no logra convencer a nadie. Y también patéticamente agradece a Vargas Llosa por votar por él, luego de que el Nobel lo llamó cáncer o sida y de que dijera que lo hará sin alegría y con muchas dudas. Arrastrado.

De Keiko otro tanto, no soñemos con mayores libertades y derechos que en los 90. Las alabanzas suyas dan pistas a los distraídos. Parece que en Canal N ya están aterrizando.

No hay duda posible sobre Ollanta Humala ni sobre Keiko Fujimori. Ambos son golpistas confirmados de acción o palabra.

En el próximo post, La Sala de Ensayo les contará cuál ha sido mi criterio para decidir mi voto, tal vez les sirva de algo.
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