sábado, 24 de abril de 2010

¿Estúpido o ladrón?

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Una pregunta: Si ustedes fueran alcaldes ¿arreglarían una calle en buen estado o una en mal estado?

¿Pregunta estúpida? Yo creía que sí, pero desde hace un par de días la Municipalidad de Lima (sí, la del Metropolitano) está destruyendo casi completamente las cuadras 20 a 23 de la Avenida Colonial para pavimentarlas de nuevo.

Yo vivo a una cuadra de allí y suelo viajar por esa misma pista, por lo cual puedo atestiguar cabalmente que esa pista estaba en buen estado. No, no exagero, no estaba agujereada, envejecida, rugosa, rajada, ondeada, desnivelada, levantada ni nada que se le parezca. Estaba casi perfecta e incluso, a raíz del puente de Universitaria, la habían restaurado adecuadamente con paraderos nuevos e inclusive cambiaron todos los semáforos hasta Naciones Unidas.

Me niego a creer que nuestro alcalde que quiere ser presidente sea estúpido, aunque parece. Pero no tanto. Me he visto sorprendido por la realidad y si no es por estupidez ¿por qué es?

Hay quienes dicen que es por interés político. Calles muy cercanas a esa pista como Leonardo Arrieta o Luis Braille necesitan urgentemente que el alcalde o sus chupes se acuerden de ellas pero ¿acaso alguno de ustedes conoce esas calles? Claro pues, por eso no las arreglan, porque si nadie las conoce, nadie vota por el alcalde que quiere ser presidente.

Otros dicen que las obras normalmente producen chorreo, ya saben. A más obras, más chorreo. Yo no sé, podrían chorrearse cuanto quisieran, pero con calles que realmente necesiten ser recompuestas. O sea, ya se sabe que lo importante son las obras y no lo demás. ¿Será ese el chorreo al que se refería Toledo?

¿Alguien conoce a la manicurista del alcalde o de sus funcionarios? Porque tal vez ella nos pueda decir si tienen las uñas particularmente largas, es decir, un tanto olvidadas y por ello podrían estar arañando un poco más de la cuenta.

Para que no se vea tan feo esto de las tener la uñas tan largas, sería bueno que al menos se las limen y pinten, no sé, creo que ser gay es más aceptable que ser ladrón.

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La combi nuestra de cada día

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Ya estoy mareado de tanta congestión y demoras, estos atracones son un vomitivo, especialmente cuando uno anda en combi, ahí metido en esas porquerías viejas y destartaladas, apretado, humillado y vejado. Pero peor que esas basuras rodantes son quienes las manejan y quienes cobran ahí.

Aborrezco con pasión a esos animales como si fueran perros rabiosos que atacan a niños y ancianos impunemente. Jaurías de malvivientes y apestosos.

He tenido el placer de golpear a algunos de vez en cuando, ay, pero los he gritado más, los he odiado como si eso fuera mi única misión en la vida, sueño su desaparición como punto culminante de una vida exitosa, marcada por la gloria.

Esos desgraciados no tienen madre, no los han parido sino excretado, y probablemente se reproduzcan por bipartición porque no creo que exista mujer capaz de compartir su fétida cercanía y porque finalmente tienen una ameba por cerebro, si acaso gozan de alguno.

Los microbuseros, ellos mismos, han de ser amebas porque, como ellas, son fuente de enfermedades parasitarias epidémicas, propagadores del vestir y hablar sucios, son agentes de pestes en aguas residuales que indebidamente se mezclan con las aguas limpias de la civilización.

Si hay alguien a quien nadie debe extrañar es a estos seres aparentemente humanos que corren, zigzaguean, frenan, gritan, ensordecen, escupen, mean, ensucian y corrompen impunemente con especial esmero y fruición. No los echen de menos cuando finalmente alguna autoridad -bastante más competente y honesta que la actual- decida por fin fumigar el transporte público rápida, efectiva y económicamente. Y sin robar.

Resistan la despreciable tentación de sentir solidaridad por ellos y por cualquiera de los suyos, aun sus crías, probablemente ya condenadas desde el vientre a ser una podredumbre como ellos, lanzados al olvido callejero porque en realidad nunca fueron deseados, estos salvajes son incapaces de desear ni hacerse cargo de algo tan bueno como un bebé.

Así tendrán que desaparecer, protestando, bloqueando calles con sus impresentables vehículos del mal. Pero, sobre todo, tendrán que desaparecer despreciados y olvidados, en medio del festejo de los que realmente quieren una buena calidad de vida.

¿A qué se dedicarán después? No lo sé y no me importa porque no soy político. Que hagan algo provechoso por primera vez porque el transporte lo hacen insuperablemente mal.


Crédito por caricatura:
Quinto, tomado de imageshack.us
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domingo, 4 de abril de 2010

El Buen Ladrón y el dilema de Anticristos y Fariseos

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Cuando éramos chicos, mi hermano y yo solíamos reírnos de la manera en que popularmente se le conoce a uno de los ejecutados junto a Jesús en la crucifixión. Mientras uno de los ladrones increpa a Jesús el que no les libere milagrosamente, el otro censura a su compañero y más bien pide misericordia al nazareno. Tras la buena promesa del salvador, a este arrepentido se le conoce como “El Buen Ladrón”. Nos reíamos porque este sobrenombre parecía indicar que era un ladrón que “robaba bien”.

Pues bien, nos reíamos porque tal situación es absurda y, de hecho, parece imposible. Parece. La realidad es que en el Perú lo imposible es posible y por ello los milagros son cosa de todos los días: Los camellos pasan por los ojos de las agujas dando brincos, los muertos viven y cobran pensiones, los asesores parlamentarios son invisibles pero aparecen en casa del jefe comprando pan o regando el jardín, los curas célibes violan niños y los futuros papas los encubren, y los ladrones “roban bien” porque hacen obras y ya no importa cuánto ni cómo robaron.

Hace unos días escuchaba Radio Capital y, ante el pedido de Lourdes Flores a Alex Kouri para polemizar sobre decencia, un oyente dijo que no era bueno, necesario ni importante ese debate “porque lo importante es que Kouri ha hecho obra”. O sea que este oyente estuvo a un milímetro de la célebre frase popular “No importa que robe, lo importante es que haga obra”. Yo no lo digo, lo dijo su ocasional defensor radial. Y yo tampoco invento cuando digo que Kouri fue (y no sé si aun es) socio político del satánico doctor Montesinos. Y digo que no lo sé porque el chalaco de San Isidro se jala militantes ajenos tal como se jala peloteros para el Real Madrid. Y ojo, los que van al Real lo hacen por plata, como bien corresponde a gente de negocios. La diferencia (¿o la semejanza?) entre el fútbol y la política es que en el fútbol se juega por plata, aunque ya no estoy seguro de por qué se juega en política. Y además, la diferencia entre los tránsfugas de antes y los de ahora es que ahora lo hacen en público y con felices sonrisas de satisfacción para las cámaras. ¿O sea que el problema de tránsfugas como Beto Kouri o Lucho Cáceres Velásquez era el secreto? ¡Haberlo dicho antes!


En la vereda de enfrente, Lulú ha pretendido darnos clases de transparencia y honestidad. Sin embargo, esos mismos ímpetus no los ha tenido para cuestionar las injustificadas demoras y los silencios presupuestales de su socio Luis Castañeda en relación al Metropolitano, así como tampoco los ha tenido para exigir decencia en el caso Comunicore. Ni siquiera ha dicho ni pío sobre la descarada publicidad del alcalde en cada cosa que se ocurre hacer. Peor aún, su nuevo amigo, Alejandro Toledo, se atreve a darle clases a Keiko (la nueva uña y mugre de Kouri, qué raro) sobre relaciones de padres e hijos, como si Zaraí fuera la mascota de la empleada. Por ello dejó servida la pelota a su rival para que ésta los llame “los fariseos de la política”. Está bien que la china no sepa cuadrar los números que pagaron sus estudios, pero el cabanista no sabe cuándo callarse.

Bien visto el panorama, tenemos aquí anticristos, fariseos y buenos ladrones por doquier. Porque, ojo, que Lourdes y Toledo sean fariseos no convierte en cristianos a los Fuji-kouri-montesinistas sino precisamente lo contrario. El diablo naranja, opino yo, como buen ciudadano que pretendo ser.

Lo triste de todo esto es que la decencia debería ser un lugar común, una redundancia, un refrito, la inherencia misma de cada personaje político. Y, en ese sentido, no tendríamos por qué debatir al respecto.

Pero con estos angelitos mencionados, nada es tan urgente como lo obvio. Y si ya invertimos tanto tiempo en este rollo moral ¿para cuándo los planes de gobierno? Es que me llega a la ingle que a tan poco tiempo para octubre, esta gente pretenda decir que recién los están preparando. Para mí, esto es un clarísimo síntoma de improvisación. Porque uno sin duda debe preguntarse qué michi han estado haciendo todos los meses pasados si un partido siempre trabaja para gobernar. Y también uno debe preguntarse cómo pueden sentirse capaces de gobernar algo que no han analizado a ese nivel. Es como que pretenda que me den trabajo de contador y postular a la universidad después de mandar mi currículum.

En otras palabras, creo que a estas alturas ya podemos estar medianamente seguros de por quién no votar. No es mala onda, qué quieren que haga. Y ya que estamos en temporada religiosa, bien dice el dicho bíblico que el fiel en lo mínimo es fiel en lo mucho, y el infiel en lo mínimo es también infiel en lo mucho. Así que si estos no cumplen lo elemental ¿cómo podrán cumplir lo complejo?
La Sala De Ensayo


Créditos Caricaturas:
Sendra: Diario Clarín Argentina del 17.10.2007
Heduardo: Diario Perú.21 del 05.03.2010 "Lo Importante"
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